lunes, 18 de enero de 2016
EL NOMBRE DE LA COSA
El hombre cuyo rostro no se llega a ver
En esta escena, por ejemplo, está de espaldas
Su perro, una mezcla de pantera gris, lobo y perro fiel
y violento, su perro preferido; él le da de comer en un
cubículo de plástico que cuelga de un árbol, el perro
tiene que saltar e inclinar la cabeza para alcanzar la
comida de tal manera que el hombre le pasa una
gruesa tira de cinta adhesiva y le inmoviliza el cue-
llo que va a cortar
¿Por qué? ¿Para qué? La mujer con la que ha tenido sexo
mira, tal vez espantada porque tal vez ese destino que le está
siendo mostrado va a ser el suyo también
A su turno
Han tenido sexo, pero él es el hombre del lugar, un campo
que tiene algo que ver con lo militar, que tiene que ver con
el poder que ese hombre tiene ahí
La mujer: su debilidad es haber experimentado un gran placer
al haber sido poseída por ese hombre
Cuya finalidad casi excluyente es siempre el dominio total,
que incluye, claro está, la muerte
La mujer tiene la piel clara; en algún momento posterior a
la relación sexual no teme, pero la escena del perro es aún
posterior a eso
Revólveres y cuchillo se revelan como dos facetas distintas
del pene asesino
que puede disparar dentro del cuerpo femenino o degollar,
como si este degüello tuviese que ver con la vulva
¡Justamente! La raja, la hendidura, el lugar del corte, la he-
rida abierta, el desangre
El cuerpo más primario
Casi animal
Supremamente humano
El hombre: trazas de un uniforme (¿ruso?)
La mujer: atrapada en el territorio dominado por ese hombre
Espacio abierto, pastizales
Hay algo cinematográfico en la belleza cruel de todo ese
escenario
El viento, por ejemplo
El día que parece estar nublado
Todo es presagio
(Alguna construcción semi-abierta, de techo alto, que no
cierra, que no ampara a nadie)
Es lo abierto
Las dos posiciones del hombre ante la mujer
Lo ante-soñado, que no voy a referir
Poseer, hasta la muerte misma
Es trágico: debe suceder
El perro amado por el hombre debe ser sacrificado
Para mostrar que es algo más fuerte que él
Que es algo muy dramático
Algo que va hasta el fondo
Que atraviesa la capa de lo humano
Y lo atraviesa con su filo mortal
O ese otro hombre, que necesita a la mujer
Que la entremezcla con esa otra mujer-madre
ante la cual él carece de todo poder,
ante la cual él es el que sufre
Esa mujer sin cuyo amor resulta la vida agria
La mujer
¿El amor-pasión por ese hombre casi desconocido la ha
cegado?
¿Es eso la entrega femenina?
¿Entregarlo todo?
Ya enfriado el 'sueño', reincorporado al conocimiento cobarde
que desconoce para poder 'seguir adelante'
Sheikh Nefzaoui, que viviera en el sur de Túnez alrededor
de 1434, escribió en El Jardín Perfumado
LOS NOMBRES DADOS A LOS ÓRGANOS SEXUALES
DE LA MUJER
El feurdi, el tajo
El keuss, la vulva
El kelmoune, la voluptuosa
El ass, la primitiva
Ez zercour, la que espanta
Ech cheukk, la grieta
Abu tertur, la que tiene una cresta
El guenfond, el erizo
El sakouti, la silenciosa
El deukkak, la estrujadora
Et tseguil, la machacadora
El fechefache, la regadera
El becha, el horror
El taleb, la anhelante
El hacene, la hermosa
En neuffakh, la que se hincha
Abu djebaha, la que se proyecta
Elouasa, la vasta
El dride, la grande
Abu beldun, la glotona
El makaur, la sin fondo
Abu cheuffrine, la bilabiada
Abu aungra, la jorobada
El rorbal, la criba (el tamiz)
El hezzaz, la impaciente
El moudd, la acomodaticia
El moudïne, la ayudante
El mokeubbeub, la abovedada
El meusboul, la larga
El moli, la duelista
El mokabul, la siempre lista para la refriega
El harrab, la fugitiva
El sabeur, la resignada
El maoui, la jugosa
El moseuffah, la enrejada
El mezour, la profunda
El addad, la amarga
El zeunbur, la avispa
El harr, la caliente
El ladid, la deliciosa.
Hablando de sueños, según la tradición islámica, la persona
que sueña haber visto la vulva, feurdj, de una mujer, sabrá
que "si está en problemas Dios lo librará de ellos; si está per-
plejo, pronto saldrá de ese estado; y por último si está en la
pobreza, pronto será rico, porque el feurdj, por transposición
de las vocales, significará ser apartado del mal".
Se considera más afortunado soñar con una vulva abierta.
Pero si la que se ha visto corresponde a una virgen joven, eso
indicaría que la puerta del consuelo permanecerá cerrada y que
aquello que se desea no es obtenible.
Como se verá, nos hemos ido muy lejos del 'sueño' aquel.
Tantos nombres para afirmar la desafirmación
Tantos nombres porque no se puede nombrar
lo propio de la feminidad.
Ese saber que no se sabe, alrededor del cual tejemos
nuestros 'saberes'
El texto de Sheikh Nefzaoui, proviene de Pierre Joris and
Habib Tengour. Poems for the Millennium, Vol. IV. Univ.
of California Press, 2012.
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1 comentario:
Prodigiosa revelación
en juego con lo innombrable.
Felicidades
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