jueves, 24 de mayo de 2012
HOMENAJE A HENRI MICHAUX
Henri MICHAUX nació un 24 de mayo de 1899, en Namur,
Bélgica.
Como él cuenta en su suscinta autobiografía -debía serlo,
ya que H.M. se ha caracterizado por no mostrarse y por in-
tentar no ser visto- nació en una familia burguesa, de padre
ardenés y de madre valona. Tenía un hermano 3 años ma-
yor. En 1906 su familia se muda a Bruselas. "Secreto. Re-
traído. Avergonzado de lo que le rodea, de todo lo que le
rodea, de todo lo que desde su venida al mundo le ha ro-
deado; avergonzado de sí mismo, de no ser más que lo que
es; desprecio también para consigo mismo y para todo lo
que conoce hasta el presente", dice de su ser infantil.
A los 20 años se embarca como marinero. En su segundo
embarque, en el Le Victorieux, de 10 mil toneladas, cono-
ce Bremen, Savannah, Norfolk, Rio de Janeiro y Buenos
Aires.
Esta página se propone agrupar trabajos inéditos en caste-
llano, comentarios, fragmentos de entrevistas, las escasas
fotos que lo registran, sus pinturas y sus exploraciones.
A mi modo de ver, Michaux es uno de los mayores explora-
dores que hayan existido. Ha ampliado el territorio del mun-
do. Pero no sólo lo ha hecho más amplio, sino que también
ha enriquecido el mundo que había, el que habitamos, el
que, en exceso, habituamos.
Se ha dedicado casi sin distracciones a esa misión.
Como una religión sin Dios ni dioses, en la cual el fruto
del viaje es la exploración misma.
Lo conocido, en manos de Michaux se vuelve extraño.
Y lo extraño le resulta lo más conocido.
En los últimos años han aparecido algunos libros del poeta
en España. [Me reservo los comentarios que me saltan a
los labios acerca de la importancia/importación de libros
a nuestro país, Argentina. Solamente para no desviar la
atención de nuestro homenajeado.]
Publicaciones absolutamente necesarias de su enorme obra,
de la que hay tan poco editado en castellano. Aparte de la
notable versión que hiciera para Fabril Lysandro Z.D. Gal-
tier, en 1959 (!) "Poemas", seguida de "La vida en los plie-
gues" en muy buenas versiones, editado por Fausto, hay
algunos libros en esta lengua acerca de sus experiencias con
drogas ("Miserable milagro", "El infinito turbulento" y "Co-
nocimiento por los abismos") y unos libros más, dos de e-
llos con excelentes versiones de Arturo Carrera -"Momentos"
y "Movimientos/ Yantra"- otro, breve de Eva del Campo
"Textos", con un prólogo de E.M. Cioran, otro de José Lasa-
ga -"Modos del dormido, modos del que despierta", la versión
de Jorge Esquinca de "Emergencias- Resurgencias", editado
en México y dos antologías "El pulso de las cosas", con tra-
ducciones del mismo J. Esquinca y Ulalume González de
León, además de la "Antología poética 1927-1986" de Silvio
Mattoni.
Por supuesto, hay que agregar "Un bárbaro en Asia", de un
viaje realizado en 1931 y traducido al castellano por Jorge
Luis Borges; "Escritos sobre pintura", editado en España
por Cantal Maillard; "Ecuador. Diario de viaje", de 1928 y
"Las grandes pruebas del espíritu", editado, al igual que el
anterior, por Tusquets.
Muy poco, en verdad, si se considera que Le Pléiade en Fran-
cia va por el tercer tomo de las Obras Completas, con un to-
tal de 4500 págs.
He estado haciendo un catálogo con los poemas de Michaux
editados en castellano, a los que fui agregando aquellos que
fueron vertidos al inglés. Como los lectores del gran poeta-
no poeta suelen conocer a fondo su obra (¿proyección de
un lectoadmirador de larga data?), intento publicar en este
homenaje textos que hasta donde yo sé, no han sido tradu-
cidos al castellano. Este es uno de ellos.
TAJADAS DE SABER/ SABIDURíA
Cuánto menos odiantes serían los hombres si cada uno de
ellos no usase un rostro.
*
En el interior del melón, un corazón batía.
*
Sueño-de-caballo: Caballo, habiéndose comido su carro, con-
templando el horizonte.
*
Los oídos de los humanos no están muy bien defendidos. Pa-
rece que no se tenía en cuenta a los vecinos.
*
Mi vida: arrastrando un cochecito de bebé bajo el agua. Aque-
llos que nacieron cansados saben lo que quiero decir.
*
Sin contestar, el Tibetano sacó su cuerno llama-tormentas y
quedamos completamente calados bajo grandes lamparazos
de relámpagos.
*
No todo es duro en el cocodrilo. Sus pulmones son esponjo-
sos y sueña al borde del agua.
*
Trágate los remaches, el crucero se desarma y el agua está nuevamente en calma.
*
Cada siglo tiene su alta masa. ¿Qué está esperando ésta para
armar una grandiosa celebración de disgusto?
*
Los delirios del pájaro no tienen interés alguno por el árbol.
*
Aquel que esconde a su loco muere sin voz.
*
Caldera de pensamientos tomándose por un hombre.
*
Aún si es cierto, es falso.
*
Aquel que canta en un grupo pondrá a su hermano en prisión
cuando se lo pidan.
*
Aquel que deja una traza, deja una herida.
*
Aquel que ha rechazado sus demonios nos fatiga a muerte
con sus ángeles.
*
Cuando uno mira a los seminaristas -pronto serán Doctores
en Telogía- jugar a patear una pelota de fútbol, uno se ve
conducido a observar que aparentemente es más fácil para
el tigre ser completo, y en dignidad, un tigre, de lo que es
para el hombre ser hombre.
*
El corazón de una persona sensible sufre demasiado como
para amar.
*
Para entender, la inteligencia debe ensuciarse. Sobre todo,
aún antes de ensuciarse, debe ser lastimada.
*
Es todo aquello que no es humano a su alrededor lo que ha-
ce al hombre humano. Cuantas más personas hay en el mundo, mayor es la exasperación.
*
No actúes con orgullo. Ya respirar es consentir. Otras con-
cesiones seguirán, cada una encajándose en la otra. Aquí
tienes una. Suficiente, acabemos con esto.
HENRI MICHAUX, EXPLORADOR
(Nota de RR publicada en Clarín Cultura y Nación, el 22
de mayo de 1986)
Como "fidelidad al descontento y a la insatisfacción", descri-
be H. Michaux su situación hacia 1924. Esa es la consigna
del explorador intensivo...
"Avergonzado de lo que le rodea, de todo lo que le rodea, de
todo lo que desde su venida al mundo le ha rodeado; aver-
gonzado de sí mismo, de no ser más que lo que es; desprecio
también para consigo mismo y para todo lo que conoce hasta
el presente..."
De este modo se refiere a su infancia, entre los 7 y los 11
años. Ya era un extraño en la casa de sus padres, y un extraño
en su propio ser y un extraño en este mundo gran casa.
Su movimiento es siempre alejándose. Es deshaciéndose que
se hace Michaux. Viajando para encontrarse siempre "más
allá". "Otro mundo me acepta/ me absorbe/ me absuelve".
Su viaje es cruzar todos los límites imaginables, sin ceder
al caos. Su secreto para atravesar las fronteras más filosas y
más vigiladas es no caer jamás en la desesperación. Siempre
una última sonrisa irónica donde hacer pie, para seguir ade-
lante.
Proviniendo de una infancia de rechazo, de resistencia y de
desinterés ("Mal soporta la vida. Comer le repugna. Su san-
gre apenas tiene oxígeno...") ya no podrá caber en una vida
quieta. Pasa cinco de sus primeros años en un pensionado.
A los doce descubre el diccionario: las palabras-criaturas,
la polisemia, el semillar inmenso.
Estudia con los jesuitas, sospechante de la existencia del se-
creto que se mueve detrás de la membrana de la vida, intan-
gible. Abandona la medicina casi antes de empezar. Quiere
ser santo, tal vez, pero sonríe. ¿Cómo creerse a sí mismo? En-
tonces embarca. Americafricasia, es el nombre de los lugares,
pero ya no son esos los lugares. Michaux viaja contra, viaja
"para expatriarse". Ya sabe que esos territorios no le pertene-
cen. Sólo le falta saber cuáles son sus territorios y luego re-
correrlos y luego reconocerlos y luego... Para ello deberá ex-
tender los hilos de su vida, más lejos, más peligroso más hon-
do más para siempre.
UN YO INUBICABLE
Desde entonces, el yo de Michaux es un yo inubicable.
Ni el yo centrado de los clásicos, ni el yo sobrecargado de los
románticos, ni el yo espejo roto de los surrealistas, ni tampoco
el yo borrado de los místicos. El yo de Michaux está siempre
en movimiento, se desplaza incesante, se desliza por las distin-
tas corrientes del espejo, sin resistencia.
Es el que permanece registrando bajo las tormentas de la dro-
ga, el que filma el sueño mientras lo sueña, el que acompaña
al dolor en su espantosa recorrida por el ser.
Deviene exiliado, exiliante. (Exilium: desterrado, sin suelo).
Se expulsa contínuamente de la atractiva prisión del yo, ese
instrumento eficazmente repulsivo... "¡Afuera! Y se trata de
no regresar..."
Se entrelazan, intercrecientes, la vida y la obra (escritura-pin-
tura). Aborda todos los viajes que carecen de guía. Siempre
para desprenderse de lo anterior, olvidándose de su existencia
contingente, buscando al inhallable "ser escencial". "La escen-
cia es aquello que permanece cuando ya no tenemos que de-
gradarnos, esforzarnos, funcionar, hacernos definidos, parti-
culares, pequeños".
Es la Gran Marcha a Contrapierna del que nace de la debili-
dad.
"Escupo sobre mi vida, me desolidarizo de ella. ¿Quién no
es mejor que su vida?" Aquel que anhelaba ser un aventure-
ro, es, en cambio, explorador intensificante. Saber escuchar
todas las notas, la sangre pequeñísima de las notas, la trans-
parente palabra que las envuelve, al abrirse.
El lenguaje de Michaux no es el de un 'poeta', porque busca
entre las palabras, a través de ellas, eludiendo su fascinación.
"Todo poeta de verdad -escribe en 1937- aunque sea experi-
mentador y analítico por momentos, todo poeta conoce esa
impresión rara: de golpe y totalmente despedirse de la huma-
nidad y entrar en un mundo que no debe nada a nadie. Esta
eterna virginidad y estos espejismos."
Es la Gran Marcha de los que quieren despertarse de sí mis-
mos, atravesando la naturaleza humana. Irse, a los confines,
el confinado en un sí mismo. Para eso es necsario cambiar la
bio-grafía por una vío-grafía... vías en estados diversos, en
todas las napas, hacia todos los territorios, sin la gran estación
central. Estaciones-climas, en lugar de reparos seguros. Esta-
dos, sí. Pero de inquietudes o de conciencias hechas de hormi-
gas o de transmutaciones. Reinos sin divisorias. Locucordura,
niñadultez, vigisueños y malbienes... ¿Qué es, pues, lo que es-
cribe Michaux?
Ante todo, algo que repele los nombres. ¿Poemas? ¿Textos?
Todo nombre abortado. Por el filo que separa y une placer y
goce (ver Roland Barthes), él explora, el explorador desnudo,
mínimo, inerme. Empujándose a los fosos, agarrándose de los
pliegues del tiempo y del borde de las sensaciones.
DESLIZAMIENTO
Sólo su deslizamiento lo salva. Se desliza apenas, en el últi-
mo pellizco del instante. Siempre.
Su mirada se ha abierto y siembra. Ha abandonado fértilmen-
te el deseo de entender.
Desde ahí, explora. Con el ser a el ser. Con la palabra a lo
que la produce.
Mago. ¿Mago aquél que ha creado tantos seres y tantos mun-
dos en este mundo? Reimagina, imaguina, maginar, magiante.
Lo que antes no estaba. O lo oscuro. O bien lo invisible.
¿Acaso extender los límites de la imaginación humana no es
extender los límites de la realidad humana? "Escribo para ale-
jar a los poderes hostiles del mundo que nos rodea."
Michaux ha vivido los 85 años de este siglo, mezclado con
esa criatura hirviente que arrancan de nuestros cuerpos seda-
dos por el truntrun de la vida, ahuecada desde el inicio. "No
tendiendo la imaginación de la felicidad", avanzó.
Los grandes maestros zen preanunciaban su muerte median-
te un poema, en el que resumían su viaje o su búsqueda. Mi-
chaux lo escribió en 1946: "Lo importante está hecho. El in-
fernal esfuerzo para seguir siendo hombre, ya estoy liberado
de eso".
Escrivivió del lado de los anónimos, de todos los oprimidos
(no sólo los materialmente pobres son oprimidos, ¿verdad?),
de todos los sufrientes. Se atrevió por todos los que no se a-
treven. Exploró. Intensó. Seguramente ahora, desde hace al-
go más de un año, atravesando el Gran Corredor hacia lo im-
perceptible, escribe aún para nosotros.
La ilustración que acompañaba la
nota, por Daniel Pérez
UN RECUERDO DE MIRCEA ELIADE
De su "Fragmentos de un Diario"
21 de julio [1961]
En casa de Henri Michaux por el ejemplar dedicado de L'in-
fini turbulent. Me quedo unos instantes fascinado, delante de
la ventana, mirando los grandes árboles y el jardín. No hu-
biera podido imaginármelo desde la calle. Le digo cuánto le
envidio por este silencio. Me interrumpe: oigo de vez en cu-
ando a un niño. Es natural, le digo sin reflexionar. ¡Perdón!
me corta de nuevo, no es nada natural. Sería natural si oyese
a un tigre, no a un niño.
ALGUNOS COMENTARIOS DE EMILE CIORAN (Con
los que coincido totalmente)
Del libro "Conversaciones"
"Michaux era muy diferente, era un tipo expansivo e increí-
blemente directo. Eramos muy amigos, me pidió que fuese
el legatario de su obra, pero me negué. Era brillante, lleno
de ingenio... y muy malvado.
Ejecutaba a todo el mundo. Michaux tal vez fuera el escritor
más inteligente que he conocido. Es curioso cómo esa persona
de una inteligencia superior podía tener impulsos ingenuos. Se
puso, por ejemplo, a redactar obras casi científicas sobre las
drogas y toda clase de historias de ese estilo. Tonterías. Y yo
le decía: "Usted es escritor, poeta, no está usted obligado a
hacer una obra científica, nadie la leerá".
No me hizo el menor caso. Se obstinó en escribir volúmenes
enteros de ese género y nadie los leyó. Hizo una tontería in-
calificable. Estaba marcado como por un prejuicio científico."
Me temo que coincido con Cioran en esto, pero mucho más
en la parte de su obra identificada con la psiquiatría. La peor
psiquiatría, la del lado biológico de la cosa. ¡Justamente Mi-
chaux, el incrédulo, el irónico, el que siempre encontraba
nuevos aspectos de las cosas!
OTROS (DOS) COMENTARIOS DE ELIADE
"Vuelvo a ver a Michaux, tres años después. Más delgado,
envejecido. Me han dicho que toma mescalina cinco veces a
la semana. Pero sigue siendo tan interesante, sigue diciendo
cosas inesperadas. Ésta entre otras: cuando sacrificó la música
y renunció a componer para poder consagrarse exclusivamen-
te a la pintura, notó que su pintura adquiría un "ritmo musical".
Sentía el "ritmo" en el brazo cuando pintaba. Un arte al que
se renuncia no está totalmente perdido. Su esencia, su miste-
rio pasa al arte que se ha decidido cultivar..."
"Ayer por la noche, en casa de Suzanne Tézenas, veo a Henri
Michaux. Me habla del padre Pío. Asistió varias veces a su
misa. Impresión extraordinaria: el padre Pío habla con Dios,
para él, Dios está aquí. Al cabo de tres días se fue, por miedo
a convertirse. <Mi camino es muy otro, me confiesa. Soy un
artista. Tengo mis experiencias personales.>"
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