olvidados) que dice
"La oscuridad está viva.
Bajo el puente de las cejas
los dos raudales
pasan sin mezclarse.
Fluyen, un secreto y otro,
el río y la noche."
Ahora bien, ¿de qué color eran los ojos de Kafka?
¿Oscuros como el río Moldava de noche,
o del color de la luz sobre la piel del agua?
En mi opinión lo que voy a transcribir agrega un
poco más de misterio a la persona de Kafka.
"Los ojos gris acero de Kafka", dice Miriam Singer,
su profesora de hebreo;
"Kafka tiene grandes ojos grises bajo unas pobladas
cejas oscuras", dice Gustav Janouch (cuyo libro
acerca de sus conversaciones con K. ha sido muy
cuestionado);
"Tenía los ojos marrones, tímidos, y resplandecían
cuando hablaba", dice Dora Diamant, que convivió
con FK durante el último año de su vida.
"El rostro moreno de un joven alto y delgado con el
pelo completamente negro y el contraste de unos ojos
grises", dice V.K. Krofta, quien influyera para que K.
retuviese su puesto laboral;
"Los ojos audaces, de un gris resplandeciente", refiere
Max Brod, su amigo íntimo de toda la vida.
He recortado estas contradictorias observaciones
acerca del color de los ojos de Franz Kafka, a quien
desde joven y con una falta de humildad que él jamás
se hubiese permitido, consideré un hermano, del libro
de Hans-Gerd Koch (Ed.) llamado "Cuando Kafka
vino hacia mí", que reúne 50 testimonios de personas
que lo trataron o conocieron.
De paso, 2 referencias de Milena Jesenská,
acerca de la mirada de Kafka: "Tiene un rostro
honesto y varonil y ojos serenos, de mirada tan
directa." "Su angustia la conozco hasta la médula.
Ya existía antes de conocerme. Conocí su
angustia antes de conocerle a él. Sé con seguridad
que ningún sanatorio puede curarle. No se curará
mientras tenga esa angustia. Esta angustia no se
remite sólo a mí, sino a todo lo que vive sin pudor,
por ejemplo la carne. La carne está demasiado al
descubierto y él no soporta verla. En aquel entonces
supe cómo dejar esto de lado. Cuando él notaba esta
angustia, me miraba a los ojos y esperábamos un
rato, como si no pudiésemos respirar o nos dolieran
los pies, y al cabo de un tiempo se le pasaba. Y no
era necesario ningún gran esfuerzo; todo era claro
y sencillo."
(O, como decía Michaux: "Volvíase cosa simple todo este gran asunto complicado"
¿Antes o después de decir: "Tu fragilidad, yo me consolidaba cuando la sentía apoyarse en mí"?)
Ha pasado cierto tiempo. Hoy es el 22 de marzo de
2022. Encuentro este párrafo de Iliá Ehrenburg, en su
inmenso "Gente, años, vida. Memorias 1891-1967":
"A veces, la divergencia entre los testimonios viene dic-
tada por diferentes maneras de pensar y sentir, pero o-
tras, está relacionada con la habitual desmemoria.
Diez años después de la muerte de Chéjov, personas
que lo conocieron bien no lograban ponerse de acuer-
do sobre el color de sus ojos: ¿Eran castaños, grises o
azules?"
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