Este pabellón está desclasificado hace décadas
Tiene todas las paredes (y lo que fueron ventanas)
embreadas en la gruesa cera del tiempo
Invitación irrechazable de la inmovilidad
Como esos insectos condenados a una lentitud
que se profundiza a cada movimiento.
Debajo de las camas metálicas
se arrastran otras cosas animales como trapos negros
resecos de sangre vieja
El catre fijado al piso, de hierro fósil
El sujeto acostado, sujeto por sí mismo
a la inmovilidad del día y de su hermana ciega,
la noche.
"¡Cuántas noches me he cogido!"
Como si todavía el reloj de su conciencia
soltase ese resto de cuerda
que automáticamente -y vaya a saber porqué-
se dispara por 4 o 5 segundos
muy pero muy de cuando en cuando
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