viernes, 26 de octubre de 2018
UN HOMENAJE A HORACIO CARDO
Horacio Fidel Cardo
Nos hicimos amigos en el colegio primario. Y, además,
éramos vecinos. Vivíamos a menos de una cuadra de dis-
tancia, gracias a que una familia inglesa nos permitía pa-
sar por su casa para acortar camino. Compartimos infini-
dad de momentos. Nos 'salvamos´el uno al otro, no sólo
acompañándonos, sino inventando juegos en forma per-
manente, compartiendo y potenciando nuestra imagina-
ción. Transformábamos la realidad en juego e invención.
Lo hacíamos hasta el punto en que se perdían los límites
entre ambos territorios. Esa característica nos unía y en
cierta forma nos aislaba. Sólo durante un tiempo, ya en-
tre los 12 y 13 años, tuvimos un tercer amigo. Fundamen-
tal, por ejemplo, para poder armar nuestros torneos de
fútbol, que era un metegolentra con un solo arco. Tuvi-
mos la enorme fortuna -nunca volveríamos a ser tan ri-
cos- de que el fondo de su casa estaba abierto a un amplio
terreno del ferrocarril que podíamos usar como propio. Y
lo usamos: fue campo de guerra (la segunda guerra mun-
dial transcurrió en buena medida en ese reducto); mar de
piratas (Sandokán estaba en su cima en ese entonces);
pueblo de cowboys (Horacio tenía una notable habilidad
manual y construía saloons precarios, pero de puertas ba-
tientes, que en pocos días, y en un arrebato, destruía para
mi total sorpresa y desazón); sudoeste norteamericano,
con sus casacas azules (él) y sus indios apaches (yo) en la
colina del fondo. El cine nos tenía cautivados y era la era
dorada de Hollywood. A veces veíamos tres películas se-
guidas. Entrábamos al cine a las 3 de la tarde y salíamos
a las 8 de la noche.
Fuimos compadres de ajedrez, tenis, fútbol, balero, figu-
ritas, billar, bolitas, fuerte con soldados de plomo (algu-
nos de ellos sin cabeza), ping pong (no se lo llamaba por
entonces 'tenis de mesa'), paddle, paleta, go, patinaje so-
bre ruedas (eran de 4 ruedas y patinábamos sobre las ca-
lles asfaltadas y cortadas, con un mínimo de tráfico), bi-
cicleta (por supuesto) y muchos juegos más.
Todo estaba teñido por la imaginación. Cuando jugába-
mos al billar, por ejemplo, era por el campeonato mundial.
(Nunca menos). Él era el Cibernético Segovia y yo era el
Alacrán Torres. También el ajedrez era, por supuesto, por
el campeonato mundial. Él era Spassky, yo era Bobby Fis-
cher. Pero en una ocasión en la que yo presenté a mi juga-
dor como Fischer, él me dijo que el suyo era Kid Tacho. Si
yo ganaba, no le ganaba a nadie, pero si ganaba él, era un
triunfo sensacional.
Devorábamos las revistas mexicanas. Después la Colec-
ción Robin Hood. Después las novelas de cowboys -y algu-
nas policiales.
Éramos, no hace falta decirlo, expertos en toda clase de go-
losinas.
Los días de Carnaval eran una fiesta inolvidable: se arma-
ban batallas de agua entre varones y chicas en el barrio, y
esos juegos, aun en la pubertad y primera adolescencia, que
en aquellos tiempos eran muchísimo más tardías (y breves)
que las actuales, ya estaban intensamente erotizados.
Esos años sembraron tantas semillas entre nosotros que ya
nunca dejamos de ser amigos. Aun cuando pensáramos o
sintiéramos de maneras muy diversas.
De todos modos, seguimos siempre cerca.
En determinado momento, Horacio, que ya era un dibujan-
te de gran talento, se fue a vivir a Estados Unidos durante
9 años.
Mi madre (y yo mismo) habíamos nacido ahí, y las histo-
rias relatadas en mi casa, además de algún viaje de mi ma-
dre a cuyo regreso brotaban las maravillas que había traido
de regalo, deben de haber incidido en el deseo de Horacio.
En Nueva York tuvo un éxito notable. Publicó muchísimos
trabajos de ilustración en el New York Times (en ese mo-
mento el diario más importante del mundo) y en muchos
otros medios, de Estados Unidos y de otros lugares.
Horacio siempre fue un tipo apasionado. Su gran inteligen-
cia permitió que pudiera hacer con su pasión otra cosa que
puros desastres. Lleno de energía, obtuvo una capacidad
de trabajo notable.
Además adquirió una capacidad irónica sorprendente. En
muchos casos para burlarse de sí mismo. Pero su tempera-
mento lo desbordaba a menudo, repercutiendo en su salud
física.
No lo han limitado ni la vergüenza ni la necesidad de apro
bación. Fue incorrecto en muchos sentidos. Su lista de recha-
zos se hizo larguísima, por ejemplo. Pensaba lo que pensaba
y no lo que había que pensar.
Esa cuestión tenía su lado divertido y su lado duro.
De gran coraje físico, enfrentaba sus temores, se iba a vi-
vir a otro país, nadaba mar afuera en mares desconocidos.
Sostenía sus ideas en medios adversos, como la misma re-
dacción del diario en el cual trabajó durante casi 40 años.
Un hombre leal, aunque arbitrario al extremo. Un artista
excepcional, con una creatividad asombrosa y una mano
única para el dibujo. Siempre estaba creando cosas en su
cabeza. Produjo una obra impresionante.
Algo más que quisiera contar acá, en medio del desorden
en el que me encuentro: Horacio es muy querido por mucha
gente. Admirado, por supuesto, pero también muy querido.
Y eso a pesar, diría yo, de su temperamento irascible, de
su fortísimo carácter. Pero su madera noble lo hizo muy
querible.
Tuvo cinco hijos que recibieron de él, pero que también lo
bancaron siempre. Y no ha sido una tarea fácil.
Una parte importantísima de mi vida. Siempre le estuve y
le voy a estar agradecido por haber podido compartir con
él desde muy chicos cosas que estoy seguro anticipaban
nuestra relación con el arte.
De todo ese tiempo sólo me queda mi querido hermano
Ricky. Ahora él y yo somos los únicos testigos de esa cosa
imantada que son las experiencias de la infancia.
Ambos consideramos a Horacio (yo con un poco más de
razón), nuestro amigo-hermano.
Mi relación con Horacio sólo termina con la muerte de am-
bos.
Para conocer algo de la obra de Horacio, los invito a visitar
su página, muy recientemente renovada:
www.horaciocardo.com
sábado, 20 de octubre de 2018
CASA DEL FUEGO
Casa del fuego
infancia mil veces recorrida-
desconocida infancia
perdida
en la cara oscura de la memoria-
sin ser olvido
ni nada
Una calle por la cual entraba
cada mañana
el mañana
Un fuego oscuro quema recuerdos
y confesiones
y cartas
en una pequeña iglesia
del cuerpo
Se escuchan voces y sus murmullos
sus ecos
y gritos
y suspiros
Se las siente sajar el silencio
como pájaros
recorriendo
los cauces del viento
Hay senderos nuevos
como arroyos
y árboles bebiendo de la tierra y del cielo
y gruñen los jabalíes
en los encinares lejanos
Es imposible recorrer realmente
una vida
o conformarse sin hacerlo
Entretanto-siempre
sólo me reconozco en ése
que no me reconoce
en el espejo
viernes, 19 de octubre de 2018
POESÍA ORAL SERBIA: CANTOS DE MUJERES
Estos cantos fueron recogidos entre fines del siglo XVIII
y comienzos del XIX, pero se originaron mucho antes. Per-
tenecen al tiempo tanto como a quienes los crearon. Se los
puede llamar folklóricos, pero sólo para encontrarles una
categoría de pertenencia. Tal vez toda la verdadera litera-
tura le pertenezca al tiempo. A esa noción tan misteriosa
que significa "lo que dura algo que es susceptible de
cambio". La historia en general, y la historia de cada uno
en particular, es ese recorrido en espiral en el que el presen-
te resignifica el pasado. Espiral que nos envuelve, transpor-
ta y consume en su fuego.
Uno de los núcleos de este sitio de publicaciones es resca-
tar en nuestra lengua textos que provienen de otras. Y, a la
vez, preservar textos que se van perdiendo en el río invisi-
ble del tiempo.
1.
Allá humo, tiznado humo,
Allá está tu puerta,
Y huevo frito
Y pan con manteca,
Y los huesos de tu abuelo
Con los cuales pincharte a vos mismo.
2.
Una chica le tiró una manzana a una nube,
Y la nube se quedó con la manzana.
La chica le rezó a todas las nubes:
Hermanas nubes, devuélvanme mi manzana dorada.
Los invitados han llegado:
Los hermanos de mi madre y mis tíos.
Sus caballos son salvajes como hadas de montaña.
Cuando pisan el polvo
El polvo no se alza.
Cuando pisan sobre agua,
Sus cascos no se mojan.
3.
El cielo está esparcido de estrellas
Y la amplia llanura de ovejas.
Las ovejas no tienen pastor
Excepto por el loco Radoye
Y éste se ha dormido.
Su hermana Janja lo despierta:
Levántate, loco Radoye,
Tus ovejas se han ido por ahí.
Déjalas, hermana, déjalas,
Las brujas se hicieron una fiesta conmigo,
Madre me sacó el corazón a cuchillo,
Nuestra tía le sostenía la antorcha.
4.
El viento sopla, uno puede oler el romero silvestre,
Parece que mi amor está viniendo.
Si supiera de qué dirección
Sembraría albahaca dulce en su camino,
Y rosas rojas donde no hay camino.
Deja que mi amor venga por su perfume,
Por su perfume y no por la luz del día.
5.
Ara, Maro, las llanuras,
Y siembra tus penas.
Si la botones-de-oro crece para vos
Marchita querido para mí.
Si la dulce albahaca crece para vos
Ven a mí descalzo está noche.
Si las violetas crecen para vos,
Nos besaremos hasta mañana.
6.
A la más pequeña hoja de albahaca se la oyó llorar:
Silencioso rocío, ¿no caerías sobre mí?
Caí sobre ti dos días seguidos,
Pero hoy me distraje mirando
Al hada de la montaña discutiendo con un águila.
El hada dijo, la montaña es mía.
El águila dijo, no, es mía.
El hada rompió las alas del águila.
Los aguiluchos en el nido lloraron amargamente,
Amargamente lloraron en su dolor.
No lloren, aguiluchos en el nido, dije yo,
Los llevaré a la tierra de India
Cuyo amaranto crece hasta las rodillas de los caballos,
El trébol dulce hasta sus hombros
Y el sol nunca se pone.
Así los aguiluchos se consolaron.
7.
Dos hermanas que no tenían hermano
Hicieron uno de seda para compartir,
De blanca seda y de roja.
Para su cintura usaron madera de espino,
Ojos negros, dos piedras preciosas.
Para las cejas sanguijuelas marinas.
Pequeños dientes un collar de perlas.
Lo alimentaron con azúcar y miel dulce
Y le dijeron: ahora come y luego habla.
FUENTE
Charles Simic. The Horse Has Six Legs. An Anthology
of Serbian Poetry. Graywolf Press, 1992.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
miércoles, 17 de octubre de 2018
MÁS POEMAS DE WANG WEI
Wang Wei es, sin dudas, uno de los mayores poetas chi-
nos de todas las épocas. Vivió en el siglo VII. Practicó el
budismo, y su arte está imbuido de él.
Se dedicó tanto a la pintura como a la poesía. En sus ver-
sos se suele encontrar esa relación con la incidencia de la
luz. La forma de los versos utilizada por Wang Wei -y sus
contemporáneos- se conoce como shih. Son poemas que
consisten en general de series de líneas de 5 o de 7 síla-
bas, de las cuales las que son pares, riman.
En el tiempo de Wei, que nació en Shansi y se mudó a la
capital a los 16 años, había dos estilos de shih: el ku-shih
o verso de 'estilo antiguo' y el chin-t'i, o 'verso moderno'.
Este último, paradójicamente, era más riguroso en cuanto
a las reglas que el llamado 'antiguo'. A veces se puede usar
la misma rima a lo largo del poema. El estilo de Wang Wei
oscila entre ambos.
Hay que señalar también que Wei fue contemporáneo de
los dos otros grandísimos poetas chinos: Li Bai (a quien se
conocía en castellano como "Li Po") y Du Fu (a quien se
lo llamaba "Tu Fu"). Escribieron en la capital, llamada Chan-
gan, bajo el reinado del Emperador Ming Huang, cuyo go-
bierno comenzó en 713 y se extendió durante casi toda la vi-
da de estos poetas. Wang Wei murió a los 61 años de edad.
Después de su muerte Wang Jin, que por entonces era el
primer ministro, ordenó la recolección de sus poemas. Pero
la triste noticia es que la mayoría de ellos se perdieron. Sus
pinturas corrieron peor suerte: no se ha conservado ninguna.
PARQUE DE LAS MAGNOLIAS
Las colinas del otoño sorbiendo la última luz
Pájaros volando, pareja siguiendo pareja
Brillantes verdes aquí y allá distintos
Las nieblas de la noche no tienen dónde descansar.
EL LAGO
Tocamos nuestras flautas mientras cruzamos a la orilla
[lejana
Y el sol se está poniendo mientras despido a mis amigos
Date vuelta y mira atrás sobre el lago-
Nubes blancas enrulándose sobre las colinas azules.
OLAS DE SAUCES
Las dos hileras de árboles perfectos
El otoño reflejado en las claras ondulaciones
De las aguas aledañas al foso del palacio
Donde el viento de primavera afila el adiós.
COLINA NORTE
Colina Norte al norte del lago
Halcón rojo brillante entre los múltiples árboles
Virando al río hacia el sur
Fulgurante desapareciendo por el borde de los verdes
[bosques.
JARDÍN LAQUEADO
No era un oficial arrogante ese hombre del pasado-
Incompetente para los asuntos seculares
El pequeño puesto que logró sólo lo obligaba
A vagar entre árboles como esos.
PABELLÓN DEL LAGO
Barco iluminado para recibir al honorable invitado
Avanzando lejos lejos sobre el lago-
Nos asomamos al balcón y nos sentamos con nuestro vino
Y los lotos se están abriendo por todas partes.
CON LA CACERÍA
Cuerdas de arco cantando en el fuerte viento
El general caza cerca de la ciudad de Wei
La hierba muerta - la vista del halcón es más aguda
La nieve ida - el paso de los caballos es leve
Pronto hemos atravesado Hsinfeng
Y de regreso al campo Hsiliu
Atrás, donde le hemos disparado a nuestra caza, veo
Miles de millas de calmas nubes del anochecer.
TRES POEMAS
Vivo al lado del río en el puerto Meng
Mi puerta da hacia la boca del puerto de Meng
Naves provenientes del sur siempre están arribando-
¿Hay alguna carta para mí?
*
Recién has llegado de mi aldea
Debes tener noticias de mi aldea-
El ciruelo de invierno afuera de su cortinada ventana-
Dime, ¿había florecido cuando partiste?
*
Veo que el ciruelo de invierno ha brotado
Y oigo a los pájaros cantando nuevamente
Mi corazón está enfermo de ver las hierbas primaverales
Y me aterra que puedan crecer hasta mi puerta.
[El primero y el tercero de estos poemas deben leerse como
quejas de mujeres cuyos maridos están lejos por temas de
negocios. El segundo representa los pensamientos de ese
marido]
OTOÑO
Guijarros blancos en el lecho del río,
Hojas enrojeciendo en el frío otoñal:
Aun sin que haya una sola gota de lluvia en el sendero
De la montaña, la ropa se humedece en ese aire tan verde.
MONTAÑAS Y BOSQUES
Ni un sólo rastro humano en la inmensa montaña,
Y sin embargo vienen voces humanas de todas partes.
Arrojando sombras sobre el musgo verde, el sol
Trae lugares distantes al bosque.
[Otra versión, en este caso de Vikram Seth, sólo para
mostrar la diversidad de lecturas que caben en estos poemas
aparentemente sencillos:
Colinas desiertas, nadie a la vista-
Tan sólo ecos de las voces de los hombres.
En el profundo bosque una luz reflejada
Brilla otra vez sobre el musgo azul-verde.]
UN ADIÓS
Nuestra despedida en estas colinas ha concluido
El sol se pone y yo cierro mi puerta
La primavera será verde otra vez el año que viene-
¿Volverá también mi buen amigo?
[Este poema está basado en otro de Chao Yin Shih,
con particular referencia a estos versos:
"Un príncipe anduvo vagando
Y no regresó
En primavera el pasto crece
Fresco y verde."]
FUENTE
Wang Wei. Poems. (Traducción e introducción de
G.W. Robinson). Penguin Books, 1973.
El poema en la versión de Vikram Seth proviene de
Three Chinese Poets, de este autor, editado por Harper
Perennial en 1993.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
miércoles, 10 de octubre de 2018
POESÍA SUFÍ -ÚLTIMA PARTE
Esta es la tercera nota acerca de la poesía sufí.
Recordemos que en pocas culturas la poesía ha tenido
una valoración social tan alta. Y eso persiste hasta nues-
tros tiempos. Dentro de la poesía persa misma, es la sufí,
es decir la rama más mística del Islamismo, la que ha lo-
grado la mayor consideración. Se trata de un género que
siempre ha estado entremezclado con la música, la cali-
grafía y hasta con la arquitectura sagrada.
El Sufismo, por su parte, llamado tasawwuf o "purifica-
ción", al ser una disciplina mística, reniega hasta cierto
punto de su localización como perteneciente a determina-
do país, en este caso Persia. El poeta lo dice así: "Mi lu-
gar es inubicable/ mi rastro es irrastreable."
Toda esta poesía está escrita en código. Tenemos algu-
nos elementos para guiarnos en medio de este mundo tan
diferente al nuestro, pero estoy seguro de que muy pocos
foráneos al Sufismo pueden realmente comprender la vi-
sión de la estructura de la realidad, de la condición huma-
na y del sendero espiritual que esconden estos versos.
El místico Sufí busca ante todo y excluyentemente la in-
timidad con Dios. Un Dios que recibe diversos nombres,
"Amado", "Bienamado", "Amigo", "El Real" (al-haqq),
a los cuales se dirige el poeta- aspirante en las múltiples
maneras de estos versos.
Para los Sufíes el amor es la más alta forma de conocimien-
to, y la más elevada forma del amor es una clase de saber
directo, o gnôsis.
Para ellos sólo el amor posee el poder de llevarnos más
allá de nosotros mismos, ya que uno de los fundamentos de
toda mística es revelar la ilusión del yo y trascenderla.
En cuanto a las formas poéticas utilizadas, son tres las
más frecuentes. El Rubâ'î, o cuarteto, el Ghazal, u oda, y
el Mathnawî, o cuplé rimado. Hay otros tipos de poesía
persa, como la qasïda o elegía y el qit'a o fragmento.
Casi todos los poetas sufíes de esta publicación utilizan
las tres primeras formas mencionadas.
Debo volver a aclarar un tema que es controversial: los
sufíes, como el resto de los islámicos, tienen prohibido
el alcohol, por razones religiosas. Y sin embargo sus poe-
mas hablan continuamente de embriaguez y tabernas
(kharâbât). La explicación es simple: se le llama "vino"
al amor irresistible.
SIN VOS
Sin vos,
no tengo ningún paraíso
y ningún cielo -
Ningún lago celestial,
ninguna fuente de néctar,
y ningún océano de vida.
Con tu cólera,
aún el cielo se convierte en infierno -
pero con tu gracia,
aún el infierno florece
como la primavera.
Sa'd al-Din Hamawi (m. 1252)
MIL OJOS
En el amor,
tus labios debieran permanecer silenciosos.
Dentro del corazón,
cocinas, hierves y ardes.
Ya no tendrías que tener
un sólo ojo -
sino que
te conviertes
en mil ojos.
Ya no deberías tener
un sólo oído -
sino que
te conviertes
en mil oídos.
Mushtâq Isfahâni (m. 1171)
HABLA DE SEGUNDA MANO
Jamás mi ídolo ha
mostrado su rostro a nadie.
Estos chismes que escucho
es sólo habla vacía.
Aún aquel
que está cantando tus alabanzas
ha robado esas líneas
de algún otro.
Fakhr al-Din 'Iraqi (m. 1289)
EL DESEO DE LA AMADA
La Amada no quiere amo alguno, ningún Señor-
¡Ella quiere asombro y devastación!
Yo soy como un monje, a salvo en mi claustro -
¡Ella quiere que yo lo abandone todo
y deambule por el mundo como un derviche!
'Attar (m. 1221)
AQUELLO QUE TE LIBERA
El pájaro que canta
la canción del dolor
es el amor.
El mensajero calificado
en el lenguaje
del mundo invisible
es el amor.
Es el amor el que te habla,
llamándote más allá de los límites
de este reino creado.
Aquello que te libera
de tu pequeño tú mismo
también es el amor.
Khâqânî Shirwanî (m. 1199)
NO LO QUE CREÍAMOS
El camino de la unión
no es lo que creíamos.
El mundo del alma
no es lo que imaginábamos.
La Fuente de la Vida Eterna
está más cerca de lo que piensas.
El Agua de la Vida
está en esta misma casa-
pero todavía, necesitamos beberla.
Sadr al-Din Qunawî (m. 1274)
EL BRILLO DE TU PRESENCIA
¿Adónde te has llevado tu dulce canción?
Regresa y tócame una tonada.
Nunca me importaron realmente las cosas de este mundo.
Era el brillo de tu presencia
lo que lo colmaba de belleza.
Hâfiz (m. 1389)
ADQUIERE EL ESTADO
Si de verdad
quieres unirte
a la gente de visión
debes moverte del habla
al estado interior.
No te convertirás en uno
tan sólo salmodiando "Unidad"-
Repetir la palabra azúcar
no endulzará tu boca.
Dârâ Shikûh (m. 1659)
LA BURBUJA
Muere-
entonces encontrarás
la orilla eterna.
Para alcanzar al Amigo,
tienes que ir más allá de ti mismo.
Un día una burbuja
estaba pensando
acerca de su existencia-
Cuando estalló,
por fin
se reunió
con el mar.
Fikri Khurâsânî (m. 1565)
TU AMOR
La religión no es nada
más que tu amor.
La conciencia no es nada
más que tu pensamiento.
Si el mundo
trajera
mil
dolores,
yo he perdido
el conocimiento
de tu amor.
Sayyid Hasan Ghaznawi (m. 1161)
APRENDIENDO A ARDER
El día que se encendió el fuego del amor
el amante aprendió
la manera de arder
del Amado.
Este arder y derretirse
es el quehacer del Amigo-
Si la vela nunca fuese encendida,
la polilla nunca ardería.
Abù Sa'îd Abi 'l-Khayr (m. 1049)
LA CASA DEL CORAZÓN
La casa del corazón que permanece apagada
por los rayos majestuosos del divino Sol
es angosta y oscura
como la celda de un huérfano
alejada
de la fiesta
del Rey Viviente.
Un corazón así carece de la irradiación Solar:
Su espacio no se expande
Sus puertas no se abren
No hay espacio siquiera para respirar.
Una tumba apretada es más confortable que esto-
Así que ven, levántate de la tumba de tu corazón.
Rùmi (m. 1273)
BARRIDO
Al principio, el camino de tu amor
parecía fácil.
Pensé que alcanzaría
tu unión
rápidamente.
Después de dar algunos pasos,
descubrí
que el camino
es un océano.
Cuando puse un pie en él,
una ola me barrió.
Awhad al-Din Kirmànì (m. 1238)
EL CÍRCULO
Tú eres el dolor
y la cura
del corazón sufriente.
Tú eres el amante, amor,
y Amado.
Tú eres el centro,
el círculo,
el compás que une.
Tú te mantienes lejos
de cualquier velo.
Hazin Lâhìjì (m. 1766)
QUEMADO
El amor quemó
mi alma misma.
Aprendí a arder
y a derretirme
como una polilla.
Si mis cenizas
algún día
debieran ser desparramadas
en el infierno-
entonces el infierno, como yo,
aprendería
cómo arder.
Qìrì Baghdàdì (m. 1219)
QUEMA LA CASA
Adopta la vida en un monasterio-
o adopta el fuego del amor
y quema la casa.
Un monje y un amante
no pueden vivir en el mismo lugar.
¿No puedes enfrentar la verdad?
Siempre puedes
tan sólo
cerrar tus ojos.
Sa'dì (m. 1292)
PÁJAROS DE SU CIELO
Los hombres de Su camino
respiran desde otra alma.
Los pájaros de Su cielo
vuelan desde otro nido.
No pienses
que puedes verlos
usando esta visión-
Están más allá
de los dos mundos
y en otro.
Najm al-Dìn Dàya Ràzì (m. 1256)
EL TESTIGO DEL AMOR
El guerrero sagrado sale a la caza del martirio;
pero el mártir del amor, su estación es más alta.
¿Cómo podrían estos dos ser lo mismo
cuando llegue el Día del Juicio?
El primero es matado por el enemigo.
pero el segundo es asesinado por el Amigo.
Abû Sa'ìd Abî 'l-Khayr (m. 1049)
QUIEN REALMENTE SOY
Hazme rechazar
todas las cosas menos a ti.
Déjame sin compañera,
sin camarada,
y sin amigo.
Primero sácame la conciencia de mí mismo;
entonces déjame ver quien realmente soy.
Nashât Isfahânì (m. 1783)
EL DILEMA DEL ALMA
Otra vez, cada día,
transito el camino de tu amor.
Cada noche, sin falta,
lamento tu ausencia de nuevo.
Mi alma carece del coraje
de amar a alguien
como tú-
y mi corazón carece de la fuerza
de abandonarte a tí también.
'Attâr (m. 1221)
OPORTUNIDAD PERDIDA
Buscando la vida sin la presencia del Amigo,
no gastaste un momento esperando a la puerta del amor.
¡Dios mío! ¡Siéntate y lamenta tu pérdida!
Ese tiempo ha pasado cuando podrías haberlo vivido.
Fakhr al-Din 'Irâqì (m. 1289)
FUENTE
David and Sabrineh Fideler. Love's Alchemy. Poems
from the Sufi Tradition. New World Library, 2006.
NOTA
La primera publicación, "Poesía persa clásica y sufí", es
del 31 de julio de 2011.
La segunda, "Poesía persa y sufí (Segunda parte)", es del
5 de abril de 2014.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
Otros textos vinculados:
POESÍA PERSA CLÁSICA Y POESÍA SUFÍ
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