sábado, 9 de diciembre de 2017
POEMAS PARA SU HIJO MUERTO POR STÉPHANE MALLARMÉ
La vida de Mallarmé está regada de muerte.
Cuando tenía cinco años (había nacido en París el 28 de
marzo de 1842, durante los últimos años de la monarquía de
Luis-Felipe), murió su madre, cuando regresaba junto
a su padre de un viaje a Roma. Poco después su padre se
casa con una joven de 19 años con la que tendría otros 4
hijos. Stéphane y su hermana María, dos años menor, son
dejados por la nueva pareja al cuidado de sus abuelos ma-
ternos. Mallarmé pasa por varios internados durante sus es-
tudios. Finalmente se recibe de bachiller en el Liceo de Sens,
que es el lugar al que su padre se había mudado al volver a
casarse. Cuando el futuro poeta tenía 13 años, muere su her-
mana María, a la que estaba muy ligado.
La abuela acerca de Stéphane, al principio: "si no es muy
estudioso, por lo menos es bueno, y esta cualidad yo la apre-
cio mucho."
Pero pronto llegarán las quejas de los maestros "por su ca-
rácter indócil y vanidoso, que lo incita a resistir siempre,
a no querer reconocer nunca su culpa... Encuentro su cora-
zón tan seco ahora que ni me atrevo a esperar nada de él."
En esos tiempos se inventó el nombre de Conde de Boulain-
villiers en el aristocrático internado de Passy.
Padeció de reumatismo articular, que hoy yo llamaría más
apropiadamente "Fiebre reumática", una afección producida
por un germen que ataca las articulaciones, pero que, sin tra-
tamiento -y por supuesto que en esa época no existían los an-
tibióticos-, suele derivar en una afección cardíaca, frecuente-
mente mortal.
En el mismo año (1863) en que muere su padre, se casa con
Marie Gerhard, mientras residía durante un año en Londres,
donde obtuvo el título de profesor de inglés.
En 1864 nace su primera hija, Genoveva y en 1871 nace su
hijo Anatole el 16 de julio, después de un embarazo riesgoso,
pasando los primeros meses de vida con una salud endeble.
A los 7 años de edad, Anatole contrae la enfermedad reumáti-
ca que parece perseguir a la familia, ya que la hermana de Sté-
phane había muerto por ese mal y probablemente también su
madre. El 8 de octubre de 1879 muere Anatole. Mallarmé,
que venía de una depresión ansiosa importante, cae en un es-
tado que roza la psicosis. Por un lado se culpa de la muerte de
su hijo, pensando que había heredado la enfermedad que él
había tenido y a la cual había sobrevivido. Por el otro, tiende
a creer que su hijo no está realmente muerto y que su obra
hará que permanezca vivo.
Ya había escrito Herodías en 1869 y La siesta de un fauno
en 1876.
A partir de la muerte de Anatole, Mallarmé comienza a es-
cribir fragmentos, notas inacabadas, trozos poéticos que se
constituyen en un cuerpo de 202 textos que nunca publicaría.
Paul Auster, de quien he tomado las versiones en inglés para
volcarlas a nuestra lengua, dice que Para la tumba de Anato-
le (Pour un tombeau d'Anatole) "es una obra distinta de todo
cuanto haya leído jamás."
Es una opinión que comparto por completo. Nunca me atra-
jeron los poemas de Mallarmé, que luego de la muerte de su
hijo publicaría Hojas de álbum, Canciones menores, etc. Su
célebre Igitur o la locura de Elbehnon, redactado en 1869 y
producto de una de las profundas crisis del poeta se mantiene
demasiado hermético para mí. Nunca lo publicó en vida. En
cambio su última gran obra, escrita en 1898, poco antes de su muerte, Golpe de dados, tiene, a mi entender, una gran conexión con los poemas dedicados a Anatole.
Presento aquí los primeros 50 textos de ese núcleo magnético.
niño surgido de
nosotros dos- mostrándonos
nuestro ideal, la manera
- ¡nuestra! padre
y madre quienes
existen tristemente
sobreviviéndole como
los dos extremos-
malamente unidos en él
y desgarrados
-de donde su muerte- o-
bliterando el "sí mismo" de este pequeño niño
mejor
como si él (cuando)
aún estuviera-
cualesquiera puedan haber sido,
valederos
de epítetos - etc.
las horas cuando
tú eras y
no eras
enfermo en
primavera
muerto en otoño
- es el sol
-------
la ola
idea la tos
hijo
reabsorbido
no ido
es él
- o su hermano
yo mismo
le dije esto
a él
dos hermanos
forzado hacia atrás permaneciendo
en el útero-
(sólo) sobre mí mismo
siglo
no fluirá
sólo
para instruirme.
¡no conoció
madre, e hijo no
me conoció!-
-imagen de mí mismo
otro que yo mismo
¡cambiada de curso
en la muerte!
lo que ha tomado refugio
tu futuro en mí
se convierte en mi
pureza a lo largo de la vida,
que no he de
tocar-
hay una era de
una
Existencia en la que habremos
de encontrarnos,
si no un lugar-
-y si tú
lo dudas
el mundo será
testigo,
asumiendo que
yo llegue a esa edad
la meta suprema
sólo podría haber sido
dejar la vida
pura
tú hiciste eso
por adelantado
sufriendo tanto- dulce
niño para que
Contará contra
tu vida perdida- tu familia
ha comprado el resto por su
sufrimiento de ya no
tenerte
rezar a los muertos
(no [rezar] por ellos
-
rodillas, niño
rodillas- necesidad
de tener al niño aquí
-su ausencia- rodillas
cae - y
-
¡por uno de los verdaderamente muertos
sólo un niño!
las manos se unen
hacia el que no puede
ser tocado-
pero quien es-
-que un espacio
divide-
querido
-gran corazón
(ver) verdaderamente hijo de 8quien)
padre cuyo
corazón
late por cosas
demasiado vastas
-y que vino aquí
a fracasar
era necesario-
heredando esta
maravillosa inte-
ligencia filial, haciendo
ello vive de nuevo
-para construir
con su (clara)
lucidez- este
trabajo- demasiado
vasto para mí
y por ende, (robándome
de
la vida, sacri-
ficándola, si ella
ejemplo
hemos conocido
a través tuyo esta "mejor
parte de nosotros"
que a menudo
se nos escapa- y estará
entre nosotros- y nuestros
actos, ahora
-
hijo, plantando
idealización
padre y madre
jurándose
no tener ningún otro
hijo
la tumba cavada por él
la vida termina acá
vanas
curas
abandonadas
si la naturaleza
así no lo quiso
-
las encontraré
para trabajar contra
la muerte
bálsamos, sólo,
consuelos para nosotros
-duda
¡entonces no! su realidad
hijo nuestra
inmortalidad
de hecho fabricada
de esperanzas
humanas enterradas -hijo-
encomendado a la mujer
por el hombre deses-
peranzado después de la juventud
para hallar el misterio
y tomar una esposa
enfermo
desde el día en el que la muerte
se instaló- marcado por
la enfermedad-
ya no es más sí mismo, sino
es aquel a través
de la muerte que después querríamos
volver a ver-
resumiendo muerte y
corrupción- apareciendo
de ese modo, con la enfermedad
y su palor
enfermo -estar desnudo
como el niño-
y apareciendo ante nosotros
-nos aprovechamos de estas
horas, en que la muerte
golpeó
él vive
otra vez, y
otra vez es nuestro
título poesía de
la enfermedad.
entonces- tú entonces no hubieses sido
otro que yo mismo
dado que estoy
aquí -solo, triste-
-no, yo
recuerdo una
infancia-
la tuya
dos voces)
------------------------------
pero sin vos
yo no hubiese - sabido
una vez bárbara y
externa
materia-
ahora
moral
y dentro nuestro
querer
desbaratar la muerte
-------
(Oh) escucha los llantos
de mujer
¡Oh! admito
que eres fuerte, inteligente-
etc.
sentirlo estallar
(el va) en la noche
el inmenso vacío
producido por lo que
sería su vida
-porque él no
lo sabe-
¿Que él es relámpagos
muertos?
ataque
dolor
momento en el que debemos
romper con la
memoria viviente,
para enterrarla
-ponerla en el féretro,
esconderla- con
las brutalidades de
ponerlo en el féretro
contacto crudo, etc.
para no verlo más
excepto idealizado-
más adelante, ya no él
vivo aquí- sino
semilla de su se
reabsorbida en sí misma-
semilla que permite
pensar por él
-verlo (y también)
visión (idealidad
del estado) y también
hablar por él
-
pues en nosotros, puro
él, purificación
-conviértete en nuestro
honor, la fuente
de nuestros más finos
sentimientos -etc
(+verdadero retorno
al ideal)
----------------------
traicionero golpe
de la muerte - de
sin su
maldad
sabiendo cualquier cosa
- a mi turno
para jugar con ello, aún
cuando el niño no sabe
nada
tiempo del
cuarto vacío
_
hasta que nosotros
lo abramos
tal vez todo
sigue a continuación de esto
(moralmente)
___________
¡él no sabe nada de esto!
- y madre llora-
idea ahí
sí, tomemos todo
sobre nosotros, entonces su vida -etc.-
para que lo siniestro
no lo sepa
y ya no sea.
tú puedes, con tus pequeñas
manos, arrastrarme
dentro de tu tumba - tú
tienes el derecho-
-yo
que te sigo, yo
me dejo ir-
-pero si tú
quieres, nosotros
dos, déjanos hacer. .
una alianza
un himen, soberbio
-y la vida
que resta en mí
la usaré para- - - - -
y ninguna madre
entonces?
de su espíritu que es
eterno -puede
esperar
sé la eternidad
a través de mi vida
_____
padre-
para crear su espíritu
(él ausente, ay!
como nosotros pudimos
formarlo a él presente
_____mejor
pero
a veces cuando todo
parece andar
demasiado bien -en el
ideal-
gritar - (no es)
en el tono de la madre, quien se ha
vuelto preocupada-
No es todo eso, no
Lo quiero a él, él - y
__
no a mí mismo -
me miras
todavía no puedo decirte
la verdad
no me atrevo, demasiado pequeño
Qué te ha sucedido
_
un día te
lo diré
-pues hombre
no quiero
no has de saber
tu destino
_
y hombre
muerto niño
no - nada
que ver con las grandes
muertes- etc.
-en tanto que nosotros
sigamos viviendo, él
vive - en nosotros
_
sólo después de nuestra
muerte él estará muerto
-y las campanas
de los Muertos tañerán por
él
pequeña
virginal
prometida vida
que podría haber sido
una mujer
_
déjame decirte
las cosas que te
estás perdiendo
-pero
¡Oh! déja
nos cementerio
padre
- y déjanos hablar
de lo que ambos
sabemos
misterio
FUENTES
Paul Auster. Translations. Marsilio Publishers, 1997.
También he leído para esta nota la publicación de Anabel
Galán-Mañas, "La traducción al español de Pour un tombeau
d'Anatole de Stéphane Mallarmé". Revista de Lenguas Moder-
nas N° 19, 2013.
Y la biografía titulada "Mallarmé" que escribiera Pilar Gomez
Bedate y editara Ediciones Júcar en 1985. La foto de la firma
de S.M. proviene de este libro.
Sigue estando vigente, y no veo cómo podría perderse esa convicción, que lo que cuenta son las asociaciones. En mu-
chos casos interviene, en un grado difícil de medir, el "golpe
de dados". Hoy, leyendo un libro de Marguerite Duras que
no recordaba tener, tropiezo con un cúmulo de frases nota-
blemente relacionadas con el sentimiento que expresa Sté-
phane Mallarmé en los poemas dedicados a Anatole.
El librito de Duras engloba tres títulos: Aurelia Steiner (Mel-
bourne), Aurelia Steiner (Vancouver) y Aurelia Steiner (Pa-
rís).
Es del primero de los tres que provienen estas citas:
Veo que eso no es verdad.
Que cuando te escribo nadie ha muerto
......
¿Cómo reunir nuestro amor? ¿Cómo?
......
Tan sólo conozco el amor que siento por ti. Entero.
Terrible.
Y que no estás aquí para librarme de él.
.....
No te separo de tu cuerpo
No te separo de mí
.....
¿Cómo hacer para que hayamos vivido ese amor?
¿Cómo?
¿Cómo hacer para que ese amor haya sido vivido?
Lo que no deja de ser también asombroso es que el persona-
je de M. Duras es una hija dirigiéndose al padre ausente-muer-
to. Como se indica en la presentación del libro, la autora "lle-
vó al límite los temas centrales de su creación: el amor, la tra-
gedia de la pérdida, la recuperación por la memoria".
Y una cosa más, que tampoco sabía: escribió El amante, la
novela que la hizo más famosa, a los 70 años de edad.
Algo que relacioné con el asombro que me produjo en su
momento la otra Margarita francesa (Yourcenar), cuando su-
pe que había escrito la fantástica novela Alexis o el tratado
del inútil combate, una obra que requiere una dilatada y tra-
bajada experiencia de vida, a los 26 años.
En un poema titulado ANGUSTIA, había escrito Mallarmé
estos versos
Tú que sobre la nada sabes más que los muertos:
Porque el Vicio ha roído mi nativa nobleza
Y me unció como a ti con tu estéril tormento;
Pero, mientras tú guardas en tu pecho de piedra
Un corazón infame que ningún crimen hiere,
Yo huyo con mi mortaja de una obsesión de loco
Con miedo de morir cuando me duerma solo.
(Son fragmentos del poema, cuya versión al castellano hicie-
ra Juan Filloy. No dice en qué año fue escrito.)
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
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