"Dedicados al gobierno de los días", comenta Drahl,
sobreentendiéndose la desmesura.
Una hora solamente, ya es para ellos un brulote incontrolable.
"Si tuviésemos las palabras", solían decir antes, antes de dar-
se cuenta.
¿Puede una civilización, el conjunto que llamamos 'una civi-
lización', darse cuenta de algo? ¿Y no repetirlo?
Libros abiertos: el viento se llevó las palabras.
Surcos tenaces, ¿roturados por qué fuerzas, por los músculos
de qué destinos sin planes?
Gobernar la astilla giratoria de un instante, siquiera: tendede-
ros vacíos en los campos del misterio.
Con las manos debían labrarse el techo. Y sostenerlo. Son te-
chos blandos, techos de pasta. Su tendencia es al derrame.
"¡Otros quieren hacer los cielos!"
Letras sin grapas, pensamientos sin pinzas.
La cama más pesada del mundo. Soñar ahí. Insoñarse.
"Entrar, aunque sea, al bastión del instante, al reducto vacío
de una palabra."
Remontar la cascada del tiempo, por los hilos colgantes de
una memoria que huye espantada del reino de lo disperso.
"Hay demasiadas formas de tiempo", se quejaba el adminis-
trador de horas de los pueblos del Zlaj.
"Prisas y pausas, trizas y causas, ¡qué gran orden desorde-
nante!"
Amansando los techos, amasando los suelos, promesas absur-
das las horas de solaz y descanso.
Esos tiempos diversos que pasan en todas las direcciones por
las ranuras humanas.
"¡Gobernar los impulsos!", ríe el Drahl.
La locura sin fin: torbellinos de estrellas, miríadas de mares.
Infinito raudal: "¡Ordenar, gobernarse!"
Arrancar una lámina del silencio y usarla de alma.
miércoles, 28 de marzo de 2018
jueves, 22 de marzo de 2018
DOS POEMAS DE LA PAKISTANÍ SHAZEA QURAISHI
A estos poemas, Shazea los inscribe en el orden de una Ré-
plica de la Cortesana, inspirados en la traducción que hicie-
ra M. Ghosh del sánscrito, de El Caturbhani, una obra de
teatro clásica, construida con cuatro monólogos, en el año
300 a.C., en la que el hombre que mira la belleza de su ama-
da, se pregunta acerca de la naturaleza de la belleza. Esta o-
bra resalta la sensualidad y sexualidad de la mujer. Quraishi
se introduce imaginariamente en la mujer mirada, y desde
ese lugar responde.
DIME QUE SOY NECESARIA...
Dime que soy necesaria para vos como el dormir...
y no como el opio que trae olvido,
o placentera como una brisa
perfumada de jazmín.
Dime lo que ves
detrás de mi arte, mi tela brillante.
Mira dentro de mi rostro y luego muéstramelo.
Dime lo que lees en los libros
y oyes en las cafeterías,
y las fiestas de bodas. Enséñame.
Cuando nuestros cansados, complacidos cuerpos
se derraman sobre la cama,
bésame como un marido
y vierte sobre mí una interminable ala azul...
CM
Estás tan cansado.
Déjame llevarme tus aflicciones,
tus secretos -aquellas filosas
pequeñas piedras que llevas
siempre contigo.
Mientras duermes, yo alzo
tu blanca camisa
de la despintada silla,
la aliso con mis manos
de la manera que aliso
el cansancio de tu cuerpo,
apretándome contra vos,
sssssshhhhhhhhhhhh...
Sé que tienes mujeres de la mitad de mi edad
-las veo en la calle
ondulando
como el pasto largo,
sus saris ocultando delgadas piernas
que enroscaron en tu cintura.
¿Eres mi Rey
o el niño que conocí junto al aljibe
hace tantos veranos?
te miro dormir,
mi pequeña cama una cuna para tí,
mi único niño,
mi único hombre.
Shazea Quraishi nació en Pakistán en 1964, creció en
Canadá, vivió en Madrid antes de mudarse a Londres,
donde trabaja como escritora, traductora y maestra.
Y DOS RESONANCIAS
Muchas veces me sucede que después de publicar una nota,
aparecen en mis lecturas voces directamente vinculadas con
el tema en cuestión.
Reproduzco aquí las dos más próximas.
a) "Klossowski piensa que la vida se reduce a un solo mo-
mento: la escena de un cuerpo que se entrega a la mirada de
otro." (En Marcelo Percia: inconfomidad. arte política psico-
análisis.)
b) El personaje central de la novela La muerte en Venecia,
de Thomas Mann, llamado Gustav von Aschenbach, refle-
xiona, muriéndose sentado frente al mar: "Aquel que ha contem-
plica de la Cortesana, inspirados en la traducción que hicie-
ra M. Ghosh del sánscrito, de El Caturbhani, una obra de
teatro clásica, construida con cuatro monólogos, en el año
300 a.C., en la que el hombre que mira la belleza de su ama-
da, se pregunta acerca de la naturaleza de la belleza. Esta o-
bra resalta la sensualidad y sexualidad de la mujer. Quraishi
se introduce imaginariamente en la mujer mirada, y desde
ese lugar responde.
DIME QUE SOY NECESARIA...
Dime que soy necesaria para vos como el dormir...
y no como el opio que trae olvido,
o placentera como una brisa
perfumada de jazmín.
Dime lo que ves
detrás de mi arte, mi tela brillante.
Mira dentro de mi rostro y luego muéstramelo.
Dime lo que lees en los libros
y oyes en las cafeterías,
y las fiestas de bodas. Enséñame.
Cuando nuestros cansados, complacidos cuerpos
se derraman sobre la cama,
bésame como un marido
y vierte sobre mí una interminable ala azul...
CM
Estás tan cansado.
Déjame llevarme tus aflicciones,
tus secretos -aquellas filosas
pequeñas piedras que llevas
siempre contigo.
Mientras duermes, yo alzo
tu blanca camisa
de la despintada silla,
la aliso con mis manos
de la manera que aliso
el cansancio de tu cuerpo,
apretándome contra vos,
sssssshhhhhhhhhhhh...
Sé que tienes mujeres de la mitad de mi edad
-las veo en la calle
ondulando
como el pasto largo,
sus saris ocultando delgadas piernas
que enroscaron en tu cintura.
¿Eres mi Rey
o el niño que conocí junto al aljibe
hace tantos veranos?
te miro dormir,
mi pequeña cama una cuna para tí,
mi único niño,
mi único hombre.
Shazea Quraishi nació en Pakistán en 1964, creció en
Canadá, vivió en Madrid antes de mudarse a Londres,
donde trabaja como escritora, traductora y maestra.
Y DOS RESONANCIAS
Muchas veces me sucede que después de publicar una nota,
aparecen en mis lecturas voces directamente vinculadas con
el tema en cuestión.
Reproduzco aquí las dos más próximas.
a) "Klossowski piensa que la vida se reduce a un solo mo-
mento: la escena de un cuerpo que se entrega a la mirada de
otro." (En Marcelo Percia: inconfomidad. arte política psico-
análisis.)
b) El personaje central de la novela La muerte en Venecia,
de Thomas Mann, llamado Gustav von Aschenbach, refle-
xiona, muriéndose sentado frente al mar: "Aquel que ha contem-
plado la belleza está condenado a seducirla o morir." Como se
sabe, en este caso está contemplando a un muchacho de quien
se ha enamorado.
FUENTE
Modern poetry in Translation. Third Series, Number
Thirteen. Transplants. Londres, 2010.
FUENTE
Modern poetry in Translation. Third Series, Number
Thirteen. Transplants. Londres, 2010.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
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