viernes, 20 de agosto de 2021

LAS PIEDRAS DE GWITHLY

  

                               

                                                                                                            Foto: RRR


  También nosotros dudábamos

  Y la búsqueda fue extensa

  Y en realidad no estaban escondidas:

  Como pueblos en extinción, buscaban lugares difíciles

                      de alcanzar

  Solo eso

  Y entonces no nos acercamos demasiado

  Solo lo necesario para comprobar que, en efecto, 'hablan'


Tal vez la confusión ha surgido en torno a lo que llamamos

"hablar"

¿Cómo llamar -y en qué idioma perdido hace milenios o to-

davía por venir quién sabe cuándo- a las impresiones táctilo-

intuitivo-sonoras que 'surgen' de las piedras de Gwithly?

Ni siquiera es posible determinar si provienen del interior

de las piedras, o de sus roces por el movimiento de la Tierra,

o de las ondas invisibles que sin duda pasan sobre, entre y 

debajo de ellas.

De todos modos, si se trata de 'entender' hay que desmontar

un pesadísimo andamiaje y exponerse

a la verdadera desnudez de lo incomprensible.


Siendo indudable que dicen.


Señales, tonos, vibraciones, como si pasase por ellas una ola

a veces de ida y a veces de vuelta,

generando un ligero rumor, un sutilísimo murmullo con

pausas breves y profundas, algo que está desarrollándose

en los límites abiertos de la naturaleza.

Algo que no está hecho para ser entendido por el entendi-

miento, sino que es preciso prestarse a que nos estruje con

sus fuerzas tenues y a la vez inmensamente poderosas, el

corazón.



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