viernes, 31 de octubre de 2014

TRES POEMAS DE BETTI ALVER, LA MUJER QUE VINO DEL FRÍO

 Betti Alver es considerada la mayor poeta de Estonia.
Nació en 1906 en Jögeva, el lugar más frío de ese país
(-43.5°C). Su poesía es coloquial, irónica, alegórica, me-
dio épica. Su temática es sumamente variada, extendién-
dose de lo cotidiano a lo cósmico. Estuvo casada con el
poeta estonio Heiti Talvik. Se ha dedicado intensamente
a la traducción. También ha publicado novelas.

UN SASTRE LLAMADO PESAR

Ayer en la finísima lluvia
del camino,
la depresión vino
con sus tijeras abiertas.

Puso infelices camisas
alrededor de los cuellos
de los niños,
y cosió negras marcas
en las vidas
de los demás.

Alrededor de las caras enrojecidas
el sastre llamó al pesar
dejó una tela con seda negra
colgando
de ella,
y mezcló hilo de hilvanar blanco
en su pelo.


CIELO DE HIERRO

Hoy vi un lugar que nadie había visto
el Cielo de los condenados.
nadie- orgulloso o preocupado- anda
ileso por él.
Sigue andando interminablemente. Nadie
se escapa. Ninguna sequía
puede matar los coagulados pétalos
de sus flores.
Su horror
es que lo que hicimos o añoramos
hacer
es perfecto allí.
En sus mares de vidrio
ninguna tormenta
envejece,
ninguna pestilencia pudre sus viñedos.
Sólo la eterna, fija forma
está abierta
a nuestra mirada, por todas partes.
Mi alma de hierro solloza y encuentra el oro
del Cielo.
Ahora, sin orgullo ni preocupación,
quiere temblar de pasión
en la tierra
y sentir sus alas de debilidad.


FRAGMENTO

Los grandes eventos crecen en la sombra.
Lo que no crece en la sombra, carece de valor.
El poder del vencedor y las fresas de los lados del camino
comparten el mismo sabor a polvo.

Las ideas importantes te robarán la paz,
las confusas se enrulan con placer;
las más importantes nunca
encontrarán la forma en las palabras.

DOS POEMAS DE LA DANESA INGER CHRISTENSEN




 Inger Christensen nació en 1935 y murió en 2009. Fue

maestra y autora de obras para radio y televisión. Ha ob-
tenido un gran reconocimiento como poeta en su país, en
especial a partir de la publicación de "Poems from It", que
podríamos intentar traducir como "Poemas desde Ello".


VOCES DE LOS HOMBRES

Voces de los hombres en la oscuridad
-una vez en un templo-
voces de los hombres en el sol
-una vez fui la cariátide
número nueve-
voces de los hombres en el parque
-era una estatua, desnuda, inviolada
sin ningún otro espejo
que los dedos del aire
moviéndose de pensamiento en pensamiento
sin otra preocupación
que el frufrú de las hojas-
voces de hombres en el parque:
¿por qué me han despertado?



DE CARTA EN ABRIL: VII

En la calle
con nuestro dinero
apretado
en la mano,
comprando pan 
y derramando migas
para las palomas
azuladas.
Pagando
para ver
al comedor de fuego,
el tragador de cigarrillos
y el vagabundo muerto
que respira.
Diciéndole algunas palabras
a la figura de piedra
sobre el portón.
Riendo y
entrando apurada
como si me persiguieran.
En la fresca cocina
preparamos
y ordenamos nuestra comida.
La hacemos 
lo más elegante
que podemos.
Y hablamos
en nuestro propio
claro
lenguaje.
Quién sabe si las cosas
no saben en sí mismas
que nos llamamos
de otra manera.




DOS AGREGADOS
Éste es el comentario que hiciera Encarna Castejón de su
visita a Inger Christensen.

 Fui a la casa de Inger Christensen la última tarde que pasé
en Copenhague, Me abrió la puerta una mujer extraordina-
riamente pequeña, o ésa fue mi primera impresión; detrás
atisbé el largo pasillo de una casa grande, un poco oscura
y algo destartalada, con muestras de una despreocupación
por la disposición y el uso del espacio que resulta más bien
insólita en el Norte. I.C., sus cigarrillos (y los míos), una te-
tera y yo nos instalamos en una mesa camilla en medio de
ninguna parte. Empezó a hablar muy despacio, buscando
las palabras en un inglés perfecto que no parecía haber u-
sado en los últimos tiempos, y tan bajito que yo apenas con-
seguía oírla y me preguntaba si mi grabadora tendría me-
jor suerte. Parecía muy, muy tímida; y, sin embargo, salpi-
có desde el principio la conversación de sorprendentes iro-
nías, apoyándose en juegos de palabras y a la vez en énfa-
sis especiales del tono de voz. Lamento que el lector deba
perderse esa voz leyendo uno de sus sonetos en danés: era,
simplemente, como acercar la oreja a una caracola y oír el
mar. Durante la conversación, que se alargó mucho más
de lo que cualquiera de las dos podía suponer, descubrí a
una de las escritoras más complejas y fascinantes que co-
nozco, a punto de recibir, esta primavera, el Grand Prix
Internationale de la Poésie.

Publicado en Revista El Urogallo, Marzo de 1995. Ejem-
plar dedicado a la Cultura Nórdica.


 Este otro es el de la escritora estadounidense Siri Hustvedt,
en su libro Vivir, pensar, mirar.

 Inger Christensen ha muerto. Una gran escritora ha muerto.
(...) Yo tenía poco más de veinte años cuando leí Det por pri-
mera vez y sentí que acababa de recibir una revelación. (...)
De un modo inseparable de esa música corporal e incrustada
en sus cadencias había una mente tan rigurosa, tan dura y tan
acerada como la de cualquier filósofo. Acumulaba paradoja
tras paradoja en un juego de pensamientos originales. (...)
Ella hizo que yo lo mirara todo de un modo diferente. Me
hizo sentir de nuevo el poder de un encantamiento.
(...) Estuve con ella un par de veces. La primera en un festi-
val de Nueva York. Corrí a su encuentro, le di un apretón de
manos y balbuceé algunas palabras en un esfuerzo por mani-
festarle mi viva admiración.
(...) La segunda ocasión fue en Copenhague, durante una ce-
na en la que me tocó sentarme al lado de mi ídolo, que estu-
vo encantadora, divertida y me contó que nunca volvería a
Nueva York porque allí nadie te permitía fumar.
(...) En mis propios escritos siento que me susurra como una
madre literaria, brillante y valiente, a quien leeré y releeré
una y otra vez.

OTRO

Hans Magnus Enzensberger dice de ella: "Inger Christensen,
presumiblemente la poeta danesa más importante de la actua-
lidad [el libro donde dice esto, Los elixires de la ciencia, fue
publicado en 2002], recurre en su épico alfabet a la teoría de
los números y al análisis combinatorio; para ser más exactos,
el poema se basa en la serie de Fibonacci."

UN PEQUEÑO POEMA DE LA NORUEGA ASTRID HJERTENAES ANDERSEN

 Astrid Hjertenaes Andersen (1911-1985) nació en Hor-
ten, en el fiordo de Oslo, Noruega. Es una de las mayores
poetas de ese país (Premio de la Crítica en 1964). Desta-
cada traductora del inglés y el alemán.



   Antes de que se ponga el sol

   echaré mi mano de flores silvestres
   en el cesto de mimbre blanco de tu mano

   y audaz-tierna-tímida te rodearé
   como el día y la noche rodearían
   a los árboles del día y de la noche

   y mis besos vivirán como pájaros en tu hombro

GIORGIO BASSANI EN RAVENA

 


Tan sensible como nostálgico, Giorgio Bassani, que era de
Ferrara, cuenta en "El olor del heno" sus recuerdos de Ra-
vena. El primero de ellos transcurre cuando él tendría en-
tre cinco y seis años (1921 o 1922): un viaje en auto de la
familia. Conducía su padre. En esa región precisamente,
comenzaban las agitaciones que llevarían unos pocos años
después a la Marcha sobre Roma.* Habían ido a un campo
de entrenamiento aéreo. Los cazas de combate y su espan-
toso zumbido. Un incidente en la ruta, al regreso: varios
obreros los insultan ("explotadores"), por tener un auto. En
este caso, un Fiat Dos.
 Segunda impresión: Bassani tiene 10 años. Llegan, la
familia entera, a la plaza. Van a un café. Ahí solían parar
los escuadristas. Los chicos sólo podían tomar helado de
limón, por temor al tifus. El padre señala a alguien que
había sobrevivido a un atentado con bomba -y asesinado
de un tiro preciso al ejecutor del hecho. Parece ser que
los escuadristas* eran medio sacados en sus bromas. Co-
rrían carreras de autos marcha atrás, por ejemplo.
 Más adelante, 1930. Seguían yendo cada año, pero ahora
paraban en Sant'Apollinaire in Classe, a unos 4 o 5 kiló-
metros de Ravena. Con una diferencia: los hermanos iban
en bicicleta desde Ferrara y los padres en el auto. Toma-
ban una ventaja de tres horas para largar y ¡a correr!
 Unos años después: ocho veraneos consecutivos en Ce-
santico, también muy próximo a Ravena, con familias
con las que hacen amistad. División social tajante entre
comunistas y católicos. Y, sin embargo, un entendimien-
to entre ambos bandos muy fuerte en el plano personal.
(Que recuerda a Guareschi: Don Camilo y Peppone).
 En 1935 conocen a un matrimonio muy desigual: él es
un hombre despistado y mayor, y ella es una belleza mo-
rena que tiene a mal traer a los hombres del pueblo.
 Un salto al agosto de 1943. Casamiento. En plena guerra,
con el avance de los tanques alemanes de un lado y los
raíds aéreos de los aliados por el otro, hacen su luna de
miel en Marina de Ravena. Ocho días. Salen a navegar.
 Así lo cuenta Bassani, con su voz suave, ligeramente triste,
y a su vez fresca:
 En el cielo violado del atardecer (el sol, que ya había
descendido detrás de los bosques costeros, atravesaba,
por entre los rugosos troncos seculares, con espadas de 
una luz verde, dulcísima), pequeños, argénteos aviones
de caza hacían evoluciones de prueba. A veces -y no se 
volvían a elevar hasta el último instante- descendían en
picada, apuntando, decididos, hacia nuestra pequeña ve-
la. Y su zumbido desgarrador, cuando pasaban como fle-
chas sobre nuestras cabezas juntas, nos llenaba de una
alegría infantil, a la cual, en mí, seguía una secreta tris-
teza, toda empapada de despedida."


* Marcha sobre Roma: entre el 27 y el 29 de octubre, Be-
nito Mussolini lanza la Marcha sobre Roma, donde toma-
rá el poder
* Escuadristas: movimiento de paramilitares del fascismo
italiano, entre 1919 y 1924.

 Y este fragmento de un poema suyo (LA PORTA ROSA)

No me dejes solo excavando en mi ciudad resucitando
        poco a poco a la luz
  lo que de ella está sepultado ahí bajo el duro
        espesor de veintipicomil días
Ahí es Rosa mía Reina mía donde soy joven y bello y puro
          aún
   ahí el dueño y señor exclusivo para siempre el único
         Rey

LA SURREALISTA FRANCESA THERESE PLANTIER

 Nació en Nimes, en 1911. Se asoció con los surrealistas
franceses inmediatamente después de la guerra, pero lue-
go decidió regresar a su terruño en el sur de Francia, vi-
viendo en el pueblo de Faucon. Ha traducido poesía del
inglés. (Como se ve, no abundan los datos acerca de esta
poeta).

PUERTAS

Se despliegan ante el cielo
yo escapo de esas puertas
hacia mi vasta noche
sin vos,
vos solo, inquieto,
semi-carbonizado
en tu isla salpicada
con el jugo exprimido de animales,
te rompés a través de tus propias fuerzas
te hundís bajo tu propio peso
en el medio de un claro del asfalto negro
donde árboles pulpo se alejan
cada árbol reemplazado por una puerta fumante
por un intermitente
una casa circular
puntuada por innumerables incineraciones.



HOJA DE BALANCE ATRASADO

Olvidé enviarle por correo mi carta a mi amiga Muerte
perdí mi cartera
tomé un montón de curvas demasiado filosas a mi izquierda
tomé frío tomé calor tomé tibieza tomé fuego tomé nada
patiné sobre un parche de hielo
tuve que correr de un lugar a otro
estacioné
la jodí (me controlé a tiempo)
pegué la grande en materia de idiocia absoluta
enterré un gato que envolví en el diario de la mañana
tuve verguenza
fui valiente
estuve caída y derribada
hablé demasiado oí demasiado
partí mi vida en tiras
quemé un agujero en mi pantalón con un cigarrillo
y de un solo saque divisé la noche.

jueves, 30 de octubre de 2014

EPIFANIAS: UN POEMA DEL ESTONIO JAAN KAPLINSKI



ARRANCAMOS PARA CASA, MI HIJO Y YO

 Arrancamos para casa, mi hijo y yo.
 Ya atardeciendo. La luna joven
 se alzaba en el oeste del cielo y junto a ella
 una estrella solitaria. Se las mostré a mi hijo
 y le expliqué cómo debía ser bienvenida la luna
 y que esa estrella era la servidora de la luna.
 A medida que nos acercábamos a casa, él dijo
 que la luna está lejos, tan lejos
 como el lugar al que íbamos.
 Le dije que la luna estaba mucho, mucho más lejos
 y le expliqué: si uno caminase
 diez kilómetros por día, llevaría
 casi cien años alcanzar la luna.
 Pero esto no era lo que él quería escuchar.
 El camino ya estaba casi seco.
 El río estaba expandido por el pantano; los patos y otras
   aves acuáticas abarrotaban el comienzo de la noche.
 La corteza de la nieve
 crujía bajo los pies- debía
 estar helando de nuevo. Todas las ventanas de las casas
 estaban oscuras. Sólo en nuestra cocina
 brillaba una luz. Junto a nuestra chimenea, la luna brillante,
 y junto a la luna, una estrella solitaria.

(De la versión en inglés del mismo Kaplinski -y Sam Hamill y Rita Tamm: The Wan-
dering Border. Copper Canyon Press, 1987)

EPIFANÍAS: UN POEMA DEL GRAN CHANG CHI (768-830)

 



 LLEGANDO DE NOCHE A LA CHOZA DE UN
 PESCADOR


 Choza de pescador, junto a la boca del río,
 Agua del lago hasta el breñal del portón.
 El viajero podría rogar albergue nocturno,
 Pero el dueño de casa aún no ha llegado.
 El bambú grueso, el pueblito lejano.
 La luna se alza, los barcos pesqueros son escasos.
 ¡Ahí! a lo lejos, a lo largo de la costa arenosa
 La brisa de primavera agitando su capa de paja.

 De la versión en inglés de J.P. Seaton: Chinese Poetic Writing.

lunes, 27 de octubre de 2014

POEMAS DE ELISABETH RYNELL

 




Elisabeth Rynell nació en Estocolmo, en 1954. Su padre
era profesor de inglés en la Universidad de Estocolmo, y
su madre era enfermera. Al terminar sus estudios secun-
darios, Elisabeth viajó a Londres, donde permaneció du-
rante un año. Al regreso de ese viaje, emprendió otro, a
la India, pero por tierra, recorriendo Irán, Afganistán y
Pakistán. Luego trabajó en diversos hospitales de la ca-
pital sueca. Vivió un acontecimiento muy penoso con la
muerte por cáncer de su madre, en 1975. Desde muy tem-
prana edad, quiso vivir en el norte de su país. En 1977
con su marido y su primer hijo, emprendieron el duro
sueño de vivir en el helado norte sueco, en un pequeño
pueblo en el que vivían tan sólo diez personas. Al prin-
cipio, dividieron su tiempo entre Estocolmo y el sur de
Laponia, pero en 1980 se mudaron al norte en con la idea
de pasar allí el resto de sus vidas. Lamentablemente su
marido murió en forma súbita en 1987, y Elisabeth tuvo
que resignar su granja y su paisaje. Desde entonces vive
con sus dos hijos en Norrberg, algo al norte de Estocolmo.
Ha publicado alguna novela, que fuera premiada, y algunos
ensayos, pero la parte más importante de su obra está dedi-
cada a la poesía.


ANTES DE LAS PALABRAS

Era simple entonces.
Era antes de que hubiese palabras
Era un cuarto ilimitado

Ahí estaba yo pasto amarillo
Ahí había rostros de ladrillo
Ahí las zanjas se cruzaban entre sí
en una interminable llanura

Era simple entonces.
Yo vivía en ojos de animales
Grande, viendo
A las personas enjambradas de
rostros

Los días se devoraban entre sí
y crecían hacia dentro de otro
La amarilla luz solar saltaba
en un grueso cilindro
desde el altavoz
Dentro del cilindro
millones de partículas de polvo bailaban
como si hubiese música

En ciertos días había viento y una luz filosa
En otros había sombras
e incomprensibles cortinas
en angostos cuartos grises
Las palabras eran cantos
un juego de la boca y de la lengua
un borboteo
sobre jubilosos pies

Era simple entonces.
Era antes de que hubiese palabras
No existían los caminos
La leche me llenaba la boca
y la transformación era constante


DOS INSTANTÁNEAS

1.
 Nuestra primera noche juntos. Acordate de cómo pasé
sin un sonido sobre el piso y me acurruqué en la cama
con vos. Cómo nuestras manos. Y bocas. Así nomás,
pensé. Esa boca que yo había estado esperando. Tembla-
mos por dentro tocándonos el uno al otro casi castamente.
No podíamos dormir. Estábamos tan despiertos. Tan sor-
prendidos.
 Tal vez al amanecer dormimos un rato.
 La mañana siguiente extrañamente cansados, manejamos
a través de Sörmland. Era un templado y callado día de
Noviembre. Paramos junto a un viejo molino. El molino
como tal ya no estaba, pero sus cimientos aún estaban ahí.
Y el suave, reflejante lago. Nos deslizamos dentro de la
rueda del molino a través de un agujero en la pared de pie-
dra. Nos sentamos silenciosamente agazapados ahí adentro
y experimentamos el poder, el descomunal, el mortífero pe-
ligro de si la enorme rueda hubiese estado en movimiento.
 Todo estaba curiosamente calmo. Experimentamos algo
más, también. Vos y yo estábamos de pronto fijados como
en una pieza de joyería. Nuestras vidas. Y ese silencio en-
volviendo nuestro encuentro.


2.
Tuvimos un sueño conjunto. Un paisaje. Muy callado.
Las perdices blancas invisibles en la nieve. C.F. Hill ha-
bía pintado los abetos allí. Y las montañas en su silencio.
Desnudos amanecer y atardecer. Dejar que los vientos ha-
gan estragos. Fue tremendo, aunque silencioso. Como un
Buda que vi una vez. Había unas pocas casas pero más que
nada uno veía chorros de humo alzándose al cielo. Ahí las
nubes navegaban como veleros, justo encima de nuestras
caras. El verano era celestial, rojo-ardiente. Entonces cre-
cieron blancas flores alpinas. Las sombras de las nubes cru-
zaban entre las montañas. Y nosotros estábamos ahí mano
en mano, golpeados por una nostalgia que demostró ser mu-
cho mayor que nosotros mismos. Las aguas agitadas del
Gran Lago Ara. La tierra que se estiraba calladamente en
todas las direcciones. Nuestra casa en la colina, tan cerca
del cielo. Fue una plegaria que pronunciamos juntos, casi
asustados por nuestra gravedad.



FUENTE

William Jay Smith/ Leif Sjöberg: The Forest of Childhood.
Poems from Sweden. New Rivers Press, 1996.



miércoles, 22 de octubre de 2014

LOS CONTRA-CUADERNOS DEL JOVEN SARDIS (PARTE UNO)

 No importa mucho por dónde anda ahora.
 Estos fragmentos son de contra-cuadernos jóvenes.
 Los diarios no son cuadernos, aunque a menudo son escritos
en ellos. Y los cuadernos no son diarios, porque se dedican
a otra cosa, o porque no respetan los tiempos cronológicos.
 Las cosas de Sardís se van encontrando. A veces entre sí.
Escritos en papeles sueltos, márgenes de libros, servilletas
de papel de bares olvidados.
 Cuando tuve la oportunidad de hablar con él, no accedía a
hablar de sí mismo. No por ocultamiento, sino porque pensa-
ba -y éste era un núcleo, si se lo puede llamar así, de su pen-
samiento- que había que extrañarse. Lo decía dándole un to-
no muy especial a esa palabra, un tono que la volvía giratoria.
Mirada-escuchada desde cierto lado, significaba 'volverse ex-
traño'; o se la podía ver-escuchar, como si fuese una forma de
ir alejándose; o, también, como que la distancia era impres-
cindible para entender ciertas cosas que escapan indefectible-
mente de la razón. O, como se lee en uno de sus contra-cua-
dernos: "cada vez que va surgiendo un estilo, alejarse de él,
abandonarlo como a un campamento en la noche".
 Creo que la idea del extrañarse contradecía y al mismo tiem-
po implicaba la cuestión de ir internándose en sí mismo.
 Aunque él acentuaba que "lo que le interesaba era lo otro",
sé que se refería a la alteridad. Tanto a los otros, como al
Otro que representa la mujer, como al otro que hay o que es
uno mismo.
 Los estados de semi-conciencia, las otras formas de concien-
cia, el duermevela, los estados crepusculares, las fiebres, el
sentirse 'afuera' de la razón consciente; el no consentimiento
del mundo en el sentido de tal cual estaba dado y ordenado...
 Con frecuencia insistía en que sólo cuando uno está ausen-
te puede producirse algún descubrimiento. Sin que lo entor-
pezcamos, sugería. "Después uno pule, retoca o sacrifica".
 Pero hablaba en voz baja, rehuía las afirmaciones, rechaza-
ba las certidumbres. Desterrarse.
 Recuerdo muy bien algo que me dijo una vez, hablando de
la revolución, en tiempos muy bravos. Le dije (y éste pare-
ce uno de los diálogos de Janouch) que era difícil ubicarse
en situaciones como esa. "¿Ubicarse? Simplemente", repli-
có Sardís, "no renunciando nunca a ser un extranjero...
(pausa y sonrisa)... en el mundo". Y agregó, bajito, "en ge-
neral no cuesta ningún trabajo..."

 Le gustaba encontrarse con Shklovski (Víktor, el ruso), y
perderse después rememorando, como si las saboreara, pa-
labras rusas. Por supuesto que ostranenie era su favorita,
pero solía 'trinar' algunas otras. Nunca se sabía si eran ver-
daderas palabras rusas o juegos que la boca jugaba con so-
nidos arrusados. Cuando estaba en vena, solía decir que se
debía poder aprender una lengua entera escuchando hablar
en ella un rato. Pero eso sí, sólo si se estaba adecuadamente distraído. "Supongo, pero no estoy seguro de eso, que toda-
vía no lo logré". Lo más cerca que estuvo, decía, fue una tar-
de en el tren. "Me iba quedando dormido porque justo el sol
pegaba en esa ventanilla, mientras escuchaba a dos tipos ha-
blando en lo que supuse sería polaco. La cosa parecía funcio-
nar sola, porque cuando me entredormía, soñaba cosas en su
lengua. Así que proseguí el viaje, bastante más lejos de don-
de debía bajarme, siguiendo esa quimera. Lo cierto es que,
hasta el día de hoy no sé si sé polaco o no. Podría ser otra
lengua: ucraniano, lituano. Moldavo no, eso es seguro. Lo
que pasa es que cuando se aprende un idioma de esa mane-
ra sólo se lo puede hablar en estado de trance y, last but not
least, acompañando la conversación de dos 'originarios'."


                                                     En los tiempos de Eugenio Sardis


DE LOS CONTRACUADERNOS ("no hay fechas, todos
los datos se vuelven inferencias")

Notaciones a-sistemáticas.

En la ridícula y compadecible contorsión de la espera

M.S. tenía, en el hospital, los cañones de respirar apunta-
dos contra el aire

belleza del jadeo
la casa de madera cruje al desperezarse
la mañana la tuerce entre sus manos

en los 2 cuerpos luego de enlazarse en la pasión
hay un después que desgarrar

en esos lugares se porta el nombre
sea en grandes rocas, en inmensas maderas trabajadas
como mástiles
sea en el cuerpo de los animales
tatuajes anchos y profundos
cuerpos y rostros
se lleva el nombre y una "vida" puede usarse sólo en eso

desmayada sobre las baldosas, no recuerda ser
no recuerda saber nada de sí misma
es un patio de una casa alta,
una pared no muy alta cierra el rectángulo
una pared rugosa
la mano izquierda está apoyada en ella

N. tiene un alma simple: ambición imposible

andar, esta mañana, por el campamento (China Occidental)
un día libre en la excavación
caminando por el terreno polvoriento con una paz que des-
conocía mirando jugar a los hijos de los excavadores
también es válido amanecer sin fechas
sin tarea
y sin ansias

salir a buscar cuando no hay nada que encontrar

dijo el otro día, tal vez hablando de sí mismo: "el odio cica-
triza mal".

en el puesto de trueque
así
"en el puesto de trueque"

y en un momento un remolino se resuelve en silla
una silla hermética

el sol
haciéndonos creer que nos olvidamos de apagar una luz

mientras leo a Wittgenstein (Observaciones) escucho una
música que, una vez más, me hace llorar
en mi imaginario W. está en las antípodas
pero al siguiente párrafo me sorprende porque habla de las
emociones que le causa la música de una manera tan seme-
jante y, además, se refiere a un problema parecido con el
imaginario                           Robert Schroeder: Brain voyager

llevarse al borde de las lágrimas
no dejarse llorar
cargar piedras en los brazos
no dejarse ahuyentar
por el estruendo de la ausencia

¿hay varios órdenes de imaginario?

M.S. dice que, "aprovechando la noche, muchos recuerdos
se me pasan a las filas de los fugitivos"

holoedros
casi neumas

ayer me decía J. "todo un tiempo sin lograr destrabar una
angustia que puja... ni siquiera llego a la pregunta... aflo-
jarse para ensamblarse de nuevo; como un instrumento un
poco mal armado".

falta el símbolo de la falta de palabras

¿y esto qué es?
apuntes
apuntes plagados de omisiones

de una carta: "dejame creer -o desolame por completo- que
cierta continuidad de tu amor me calmaría"

se regresa no de un viaje, sino de un vendaval
tampoco se regresa
se escapa uno, por un tiempo indefinido
sabiendo que el regreso es inevitable
mientras tanto, la escritura

Los lamutes de las montañas de Verjoiansk se estaban mu-
riendo de hambre, decía V.S. Era por la muerte masiva de
los renos. Pedían ayuda. Hace ya muchos años de eso.

un día hermoso es un desafío de gasto
sensación de una fortuna que hemos de malgastar
no importa cómo

N.P. tiene una imagen y la escarba
L. tiene unas pocas imágenes que lo embrutan
(dicho por ellos)

a veces nos conforma ser un pensamiento fugaz en la
pantalla vívida de alguien
a veces nos horrorizan los pensamientos fugaces

hablábamos con O.L. y con una amiga suya acerca de las
resistencias que cada uno tenía ante el asunto de que la
imaginación poética "no sirve para nada".
uno decía que no era "para nada", sino "para nadie", pero
al oir esa expresión, sólo agregaba más dudas.
es el viejo asunto del ángel caído, que tenía un lema: non
serviam. eso se conocía como su 'soberbia': por no querer
servir, por no querer servir para nada, a Luzbel lo echaron
del cielo. por inútil.
"realidad", "necesidad" y "utilidad", dijo O.L. son el triun-
virato dictatorial contra el que la imaginación poética pro-
clama su non serviam.
su amiga decía, en cambio, que la imaginación poética sir-
ve. sirve para desimaginar. y que al desimaginar, permite
la reimaginación.
-¿y vos, che, qué pensás? -¿yo? yo nada, un servidor...

la cuchara con grasa negra en la cocina humeante
la pila de leña con sus pequeños descarrilamientos
por la ventana se ve venir como una tromba el tren del
Norte

esto: vos y yo una cruza al hacer el amor
una cruza no entre géneros, sino entre especies
así pensado para abordar lo intenso, lo furiosamente inten-
so que cruzando una y otra vez el puente de una especie a
otra nos aleja cada vez más de nosotros mismos

le dije: "como se nota, he hablado una lengua previamente,
en forma minuciosa, una lengua actualmente desangrada"
me contestó que es una sensación más común de lo que
puede parecer

selvas indostánicas, dos recuerdos:
las diversas formas de picaduras
y la muerte de un dios local
con su fiesta de despedida:
intensa lluvia batiente en los follajes

el agua tiene justo
justo justo
ese "lo que puede llegar a ser"

me lo imaginaba a Celan
al suicidarse
atravesando las aduanas del lenguaje
-en los bolsillos, arena, pesada y movediza

El Emperador que quiere "poner en orden el Imperio"

Gandhi tardó 20 años en recorrer la India. Lumumba qui-
so recorrer el Congo -del mismo tamaño que la India- en
6 meses. ¿Por qué? Porque no había radio (mucho menos
televisión). No podía comunicarse con la gente -analfabe-
ta- de otro modo. Entonces tenía que ir poblado por pobla-
do, generalmente en la selva.

Rezaba la mujer mayor sola en la puerta de la iglesia:
"Señor, sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que
podemos llegar a ser"

El procedimiento, los procedimientos
Como procederes, como cimientos de los procederes
También para la escritura rige un estricto 'Código de Proce-
dimientos', también llamados vulgarmente "pro-cederes".

Sí, Pound dice que los Cantares son "a botch". Pero, además
del hecho de que un autor puede equivocarse bastante acerca
de su obra, porque la vida tiene muchos momentos distintos,
me molestó profundamente que ciertos caranchos literarios
utilizaran la cruenta revisión 'a cuchillo' que hiciera Pound de
su mayor obra. ¿Cómo saber, además de los ademases, qué
intención tenía Pound en el momento de decir "a botch"?

las líneas de fuerza
¡las líneas de fuerza!
¿dónde se encontrarían?

un muerto
centenares de miles de muertos
¿es hablar de la misma muerte?

¿cómo las tinieblas no iban a afectar los rostros?

H. dejó de jugar al ajedrez, porque no podía jugar como
el quería. H. se fue a vivir con una mujer en otro idioma.
H. me escribió una carta de despedida. "Caballo da un
salto fuera del tablero". Volvía a gustarle cómo jugaba
al ajedrez.

el otro día me decía V.S. mientras caminábamos alrededor
de la plaza: "cuando fui al colegio... ¿quiénes eran los otros
chicos? ¿quién, cuál, era yo? Absurdo, absurdísimo... y un
poco conmovedor, no te parece?"

siempre ha estado dando vueltas esa cosa de arte y/o vida
"el arte que no se alimenta de la vida..." y tonadas por el es-
tilo
"para los artistas que me interesan", dijo alguien que me in-
teresaba, "el arte es la vida"

el sólo hecho de pensar al tiempo como secuencias
y no como una flecha dirigida del pasado al futuro
que la experiencia humana parecería avalar
tiempo cíclico: los días designados mediante la misma do-
ble serie de 6 y 12 caracteres que siguen, 5 mil años des-
pués aún en curso
para anotar períodos de tiempo

Eros, repartidor de sentidos
Eros como un fantasma
de humo o llamas
que le da vida a la vida
o sea aquello que necesitamos
para llamarla así

encontré en la calle un fragmento roto de una nota o carta:
"la luz de tu silencio/ apagaba mi herida de ser"
¿original o copiado?
perdido

el otro día, en el café, escuchando algo que él le decía a
ella en la mesa de al lado: "el ser, te digo, la síntesis de la
vida de uno; quisiera ser un trazo de Mathieu".

después de todo, pensaba hoy, parece que no es en absolu-
to difícil ser fiel, especialmente cuando a uno le sucede

como si hablara el Príncipe de Surau: "los envié a tus fron-
teras, para avisar que me había enseñoreado de todo eso tam-
bién..."

Ostranenie: me han prestado este cuerpo lleno de voces co-
rredizas y de silencios herméticos, para los que no me han
dado llaves

si ella duerme: a esta hora, más que nunca, cada uno habi-
tando el capullo de su vida

L. me comentaba la sensación que tiene en estos tiempos:
"esperando la señal de partida en un mundo demasiado po-
blado de ruidos"

se reencontraba con sus "abimismos interrores"

libros de rostros
(como catálogos, nada más, desprendidos de connotación
alguna)
libros de máscaras
(en la misma serie)
libros de muecas

versos que vienen de lejos
tanto de afuera como de adentro
versos que por repetición, han perdido esa frontera
"Canta el agua entre las piedras
y el gallo al amanecer;
ellos cantan porque saben,
yo canto por aprender".
y así...

'ausente en tu secreto
no te hundes/
desatarte toda/
hacerte florecer/
toda por dentro'

sentado en un banco: "en ciertos momentos cualquier pensa-
miento es como una pisada en un musgo muy delicado, una
profanación"

momentos en los que permanezco inmóvil
sólo mi sombra draga sin cesar

Me cuenta E.S.: "mi hermana es un año menor que yo, pero
nunca hemos pensado en nuestras edades. Sé que es un año
menor, así como sé que es mi hermana, pero las cosas que
no sé pesan muchísimo más que las sabidas acerca de ella.
Y eso que no es para nada misteriosa, ¿eh? No le cuesta pa-
sar de nerviosa a ridícula o a estúpida. Pero, igual, de todos
modos, siempre reflota. Todavía hoy no entiendo qué carajo
es tener una hermana".

es como si, siendo dibujante,
sólo se dedicara a bocetos y esbozos

A. me dijo que este otoño, cada vez que se apresta a dormir,
hay un resto de aurora boreal en la oscuridad de su cuarto.

me leyó lo que había escrito esa tarde, cuando hablábamos
del extrañamiento:
"no poder querer más vivir sin saber qué vive en lugar mío/
ni escribir si para herirme la vida toma formas tan extrañas"

decir "esto es metafísico" significa "esto no tiene que ver
con ser hombre o mujer"

reflexión del padre de Q. "soy un cuento muy, muy estruja-
do. pero todavía no lo dí todo: me queda el hollejo"

me sugirió que una mañana de sol en la Riva degli Schiavo-
ni vale por varias vidas
y que había soñado que bajaba del puente del Rialto entre
una multitud
y no sabía si me había perdido a mí o si era ella la que se
perdía
y que había leído que el puente se había derrumbado varias
veces hasta que lo hicieron de piedra
y que la Riva se llamaba así por los eslavones que la utili-
zaban como puerto
y que los nombres de las cosas le venían como eslabones
de una pieza musical que si llegaba a componerse y a so-
nar, derribaría sus paredes y la inundaría con un mar de
lágrimas

mi padre, al despertar de la siesta en el campo: "estaba tan
solo, que ni siquiera tenía miedo"

con extrema, casi cómica cautela,
nos entregamos a la catástrofe

hablamos con R.: nos reiteramos, con la mutua disculpa
cómplice; luego me reiteraré yo, y él me escuchará como
si lo que le fuera a decir pudiese producir alguna clase de
conocimiento

llegada de su carta: una religión ligeramente adormecida,
sufre un escalofrío

espero, le dije
¿qué esperás?, me dijo
una palabra fragante

F.P. me contó su sueño de anoche: "me sentía dirigirme,
en mi deriva, un enorme iceberg, por un oscuro mar de si-
lencio; y sentía, no que era el iceberg, sino el peso latente,
la sombra de mi 'quilla', mi atroz recorrido sin destino"



















sábado, 4 de octubre de 2014

4 POETISAS GRIEGAS o "MÁS ALLÁ DE SAFO"

  


Las poetisas griegas, que Antipater de Tesalónica
bautizó en el siglo I d.C. "las Nueve Musas Terre-
 nales". "El Cielo creó a las nueve Musas, pero la
Tierra ha criado nueve más para su propio..."
"Praxilla, Moero, Anyte, Myrtis, Erina, Telesilla,
Corina, Nosis y Safo"

Se conocen sólo 29 poetisas en la abundante lite-
ratura griega de la antigüedad. 22 de ellas son
de la época griega propiamente dicha y las restan-
tes 7 son de la época romana.
La poesía griega, iniciada en el siglo VIII a.C.,
originalmente era cantada, a veces en forma indi-
vidual y a veces en forma coral. Los poetas le po-
nían música a sus versos. Los más antiguos canta-
ban exclusivamente en sus pueblos de origen, los
siguientes ya viajaban llevando sus cantos por do-
quier. La primera colección de poemas se realizó
en el siglo III a.C. en la corte real de Alejandría.
Luego de conquistar Egipto, Alejandro Magno
fundó la ciudad, que se convirtió en el centro
literario del mundo griego. Los poemas se es-
cribían sobre papiro, se guardaban en rollos,
muchos de ellos en la Biblioteca de Alejandría.
Muchos otros se han perdido y se han hallado
partes de esos papiros envolviendo momias, por
ejemplo. Recién los epigramas de la época Hele-
nística, con los que se compuso -en el año 100
a.C. aproximadamente- la célebre Antología
Griega, poseen una transcripción medianamen-
te confiable. El epigrama, como opuesto al canto
lírico, es una forma escrita, tendiente al libro.
"Epigrama" significa "inscripción". Si bien los
epigramas comenzaron siendo inscripciones
que se colocaban en las tumbas, la mayoría de
los epigramas que encontramos en la Antolo-
gía Griega son puramente literarios.



CORINA (de Tanagra, ¿s.V a.C.?)


Corina vivió en la ciudad de Tanagra, del distrito de Boeo-
cia, en Grecia Central. Se discute todavía en qué siglo vivió.
Algunos comentaristas antiguos la sitúan como contemporá-
nea de Píndaro, un poeta de la misma región, en el siglo V a.
C. Y se dice que ambos eran discípulos de la poetisa Myrtis
cuya obra se halla perdida.  Pero datos del Papiro de Berlín,
con manuscritos del trabajo de Corina, hacen pensar que Co-
rina puede haber vivido en el siglo III a.C. 
Josephine Balmer, autora del invalorable "Classical Women
Poets", tiende a ubicarla en la fecha más lejana, como contem-
poránea de Safo, Telesilla y Praxilla, basándose para ello en
la temática de sus poemas.
También es muy discutido el mérito de su obra. Por ejemplo
el geógrafo griego Pausanias, escribió en 150 d.C. que Corina
había vencido a Píndaro en un concurso poético, pero agrega
que seguramente se debió a que la belleza de la poetisa impre-
sionó a los jueces por encima de sus versos. Más contemporá-
neamente, diversas voces, entre ellas algunas feministas, han
acusado tanto a Corina como a Safo, como a otras mujeres
poetas de la antigüedad griega de 'excesivo simplismo' y de
perpetuar, en el caso de la autora que aquí nos ocupa, la do-
minación masculina -'el sistema de valores masculino'- den-
tro del mundo femenino.
Se conservan cerca de cuarenta fragmentos de su obra.



  IOLAO

 [déjanos adorar en el santuario]
    tú y yo ambos
           -nosotros dos
 [para hacer nuestros largamente vinculantes votos]


  ORESTES

 Mientras se laza el alba de las fuentes del océano,
ella toma del cielo la sagrada luz de la luna;
así, por voluntad de Zeus, las estaciones cambian lentamente,
el invierno convirtiéndose en las flores de primavera;
y ahora nuestro coro halla placer en nuestros dolores,
el duro, duro trabajo de la danza, por toda
la ciudad de los siete muros(1)                                  (1) Tebas


    MYRTIS

 Es a Myrtis a quien hay que culpar
                                   Myrtis, te digo
    voz-de-golondrina
           hermana-cantora-
ella se desvió hacia los cantos de lucha de Píndaro


   PÍNDARO

 En cuanto a tí, Píndaro,
Tú hablaste el griego
      de la ciudad y del estado:
el idioma del mercado.  (1)

(1) Crítica irónica de la 'desviación' de Píndaro hacia una poesía más
inclinada a temas mundanos.


  EL ARTE DE CORINNA

 Pero yo canté la gloria de héroes locales
                     vivados en nuestras heroínas

...........

 [de] Metioche y Menippe
   [hijas intrépidas del gran Orión
                            disparando estrellas a través de los cielos]

.............

 [o de Antiope] de Hyria
                    hija de esta tierra
un lugar apto para hermosas danzas


.............

[y de tí, madre Tanagra,
como] Hermes y Ares
       una vez se fueron a las manos
por vos...


..............

[Y yo recordé]
       el destino de las hijas de Minya


..............

[y las lágrimas de Hyrie]
por el hijo que ella anhelaba
      alzar en sus brazos


   EL SUEÑO

 [En mi sueño, vos decías:]
¿Todavía estás dormida?
      Esta no sos vos, Corinna
[dejando fluir los días...]


LAS MUSAS

1.
(Vienen Musas)
de voz clara
a mí

2.
deja tus resguardados calveros
      con miel en tu voz
a través de los estrechos accesos de Euripus*
      desde el Olimpo
     para encontrarte aquí conmigo

[* Euripus es el angosto estrecho que separa la isla de
Euboea de Boeocia, conocido por su flujo irregular, citado
proverbialmente como una indicación de liviandad.]


ANTE EL ALTAR DE EROS

Thespia, Thespia,
     tus hijas son rubias
tus amante, forasteros
      y tus forasteros, amados;
las Muses te tienen en sus corazones

[Thespeia, a la que Corina llama Thespia, es una hija de Eso-
po, de la cual ese poblado, a los pies del monte Helikón, aso-
ciado con las Musas, tomó el nombre.]


EL SUEÑO

[En mi sueño tú dijiste:]
¿Aún duermes?
     Esta no eres tú, Corina
[alejarse bogando los días...]

[Se trata de un fragmento en el cual Corina refiere haber sido
visitada por una diosa en un sueño. El último verso podría tra-
ducirse también como "los días, llevados por la corriente..."]









NOSSIS (de Locris -sur de Italia-, s. III a.C.)
 Contemporánea de Anyte, se conservan sólo 12 (y el último
se le atribuye sin certeza) de sus epigramas. Su poesía está
interesada en el mundo interior de las mujeres: elogia su be-
lleza, sus cualidades espirituales, y celebra las deidades de
la vida femenina, así como la relación emocional que las
mujeres establecen tanto con la familia como en la amistad.
De ahí que se la conociera, en su tiempo, como thelyglossos,
"de femenina lengua".



1.

Nada es más dulce que el amor, todas las demás riquezas*
son secundarias: hasta a la miel he apartado de mi boca.
Esto dice Nossis: Quienquiera que Kypris no haya besado
no sabe nada de sus flores, qué clase de rosas. (1)

*Algunos traducen "alegrías" en lugar de "riquezas".

2.

Forastero, si navegas a la tierra de las danzas amorosas,
                                                                               Mitilene,
para encenderte con las flores de la gracia de Safo,
dile que una amiga suya y de las Musas, la tierra Locriana
me parió. ¡Y sabiendo que mi nombre es Nossis, sigue
                                                                    tu camino! (2)


3.

Cuando vayamos al templo, miremos la estatua
de Afrodita, hábilmente trabajada con oro.
Poliarquis la erigió, habiendo cosechado mucho
del propio esplendor de su cuerpo. (3)


4.

Parece que Afrodita tomó con dicha
esta vincha, una ofrenda de Samythia-
está sutilmente trabajada y huele dulcemente a néctar,
con el cual la diosa nombra al suave Adonis. (4)

5.

Cuando te reíste con fuerza y pronunciaste una palabra
amistosa hacia mí, pasa. Soy Rintón de Siracusa,
una pequeña luciérnaga de las Musas, que de
las trágicas parodias obtuve mi propia corona de hiedra.


6.

Ah, Artemis de Delos, y preciosa Ortigia,
dejad caer vuestros puros arcos y flechas en las faldas
                                                                  [de las Gracias;
lavando sus pieles en Inopos, entrad a la casa
para ayudar a Alketis en su arduo trabajo.(+)



   Notas a los poemas de Nossis
 (1) El beso de Afrodita es tanto erótico como poético. Las ro-
sas son tanto un símbolo del don poético de las Musas, co-
mo de la sexualidad de Afrodita.
(2) Mitilene es la ciudad natal de Safo. Estas líneas están di-
rigidas a quien pueda llevar el mensaje. Se supone que quien
viaja a Mitilene, lo hace en busca de la inspiración causada
por la poesía de Safo, así como le sucedió a la misma Nossis.
 (3) Poliarquis, una prostituta, pudo dedicarle una estatua a
Afrodita con sus ganancias.
 (4) Luego de que el joven amante de Afrodita, Adonis, fue-
se asesinado, ella preservó su cuerpo en un bálsamo de néctar.
 + Artemis es la cazadora virgen que ayuda a las mujeres en
el parto. Delos y Ortigia simbolizan a Artemis (nacida en Or-
tigia) y a Apolo (nacido en Delos). Inopos: debe lavarse en el
arroyo de Delos después de cazar y antes de asistir a Alketis
en el parto.






ERINA (ca. 350 a.C., ¿Rodas o isla de Tenos?)
 Erina era conocida por tres epigramas propios y por ser men-
cionada en forma alabatoria en al menos siete epigramas aje-
nos en la Antología Griega. Pero en 1928 apareció en Italia
un papiro que contenía un extracto significativo de su hasta
entonces perdida obra maestra, "La rueca". Eran 53 versos de
una obra de 300. A partir de entonces se produjo un gran in-
terés por la obra de Erina, mayor que el dedicado a cualquier
otra poetisa, exceptuando a Safo. De todos modos, son más
las preguntas que las certezas en torno a esta joven que, según
la tradición antigua, murió a los 19 años. Su obra está centrada
en un personaje femenino, Baucis, amiga desde la infancia, y
que, al parecer, murió también muy joven. En su obra se en-
cuentran rasgos de la poesía homérica -al igual que en Safo-
pero Erina, al igual que Corina, escribió en el dialecto local
dórico, mezclando entonces las formas 'elevada' y 'baja' de
la poesía.

LOS VIVOS Y LOS MUERTOS (1)

Desde aquí, nuestros apagados ecos intentan en vano alcanzar
                                                                                   [el Hades;
pero los muertos sólo conocen el silencio: la oscuridad corroe
                                                                                    [el resto.


ORACIÓN FUNERARIA (2)

Solonicus, pez veloz, guía solitaria de los marinos en busca
                                                                                   [del sol:
guía su alma (a través de la oscuridad) ahora desde esta se-
                                [vera nave -mi dulce y única compañera.


RETRATO DE AGATHARCHIS

Con habilidad y amor estas delicadas líneas fueron dibujadas
      -Prometeo (1), ten cuidado: nosotros en la tierra aún pode-
      mos dirigir vuestra habilidad;
este retrato la conserva tan cercana a la vida;
agrégale una voz y Agatharchis está completa
     -sonríe y habla.

(1) Prometeo es un Titán legendario que según el mito, creó a la humanidad a partir
de la arcilla.


ANTE LA TUMBA DE BAUCIS (1)

I

Mi nombre es Baucis, la Novia (2). Sed conmovidos hasta las
lágrimas al pasar junto a mi solitaria piedra, y dejad este
mensaje para los codiciosos muertos: "Hades, tú le vendes
tus almas a la envidia". Luego observad estas palabras y
desesperad ante el salvaje destino de Baucis -cómo una vez
ella se casó pero con esas antorchas nupciales su pira funera-
ria fue encendida.
Y ahora tú, Señor Hymen (3), habéis enlentecido su solemne
marcha nupcial a ese sollozante arrastrarse hacia la ancha
tumba en espera.

II

Deja que mi losa, dos sirenas de piedra, y muy lamentada
                                                                                     [urna-
sus dispersas cenizas grises convertidas ahora en sujetos del
                                                                                   [Hades-
canten Saludo y luego Adiós a aquellos que pasen junto a mi
                                                                [fría y oscura tumba-
sean amigos de su ciudad o forasteros de otro estado.
Decidles que estos ladrillos sepultan a una novia, y también
                                                                         [decidles esto;
que mi padre me nombró una vez Baucis, que fui criada
en Tenos (4), si quieren saberlo, y que mi alma gemela
Erina grabó esta solitaria tumba con mi breve existencia.


(1) Estos dos epigramas están incluidos en la Antología Griega.
(2) La asociación entre boda y muerte se encuentra también en los cantos folclóricos
de la Grecia actual.
(3) Hymen: el dios del matrimonio.
(4) Tenos es una isla en las Cíclades, en el mar Egeo. Según ciertas fuentes, Erina
también provenía de este lugar.






ANYTE (ca. 290 a.C., de Tegea, en Arcadia)

 Se conservan 19 epigramas suyos. Arcadia está en el Pelopo-
neso. Escribió también poemas líricos y probablemente hexá-
metros. Casi seguramente fue contemporánea de Nikias y de
Mnsalkes. De los poemas que son sin duda suyos, casi todos
contienen cuatro líneas y toman la forma de inscripciones,
sean éstas reales o imaginarias. Parece haber sido la primera
persona en escribir epitafios para animales y en introducir
los temas bucólicos en los epigramas.

EPITAFIO

Cuando este hombre, Manes, vivió, era un esclavo;
Muerto, vale tanto como Darío el Grande.


ESTATUA DE HERMES

Yo, Hermes, estoy aquí junto al cruce de caminos
bordeados de árboles cerca del agua de la costa,
resguardando a los hombres cansados por el viaje;
mi fuente murmura fría y clara.


EL DOLOR DE UN PADRE

1. ANTIBIA
Este lamento es por Antibia, una virgen. Muchos
en la esperanza, al menos -vinieron a la casa de su padre,
atráidos por los dichos acerca de su belleza, y la creciente
                                [fama de su sabiduría. Pero el Destino,
el destructor, barrió todas esas esperanzas
                                               [ fuera de cualquier alcance.

2. ERATO
Éstas son las últimas cosas:
                   echando los brazos alrededor de su padre muerto
habló Erato, sus lágrimas corriendo, perlas de agua-fresca:
'Padre, me estoy apagando rápido, la oscuridad cae sobre
                                                                                 [mis ojos,
y me estoy deslizando dentro de ella
                                         hacia la negra Muerte.


AFRODITA JUNTO AL MAR

Este lugar es sagrado para la diosa.
Aquí su placer constante
es mirar cómo tremula el mar desde la orilla,
y asegurar el bienestar de los marineros;
a todo lo ancho el océano
tiembla cuando mira su estatua, brillando de aceite. (1)

(1) El adjetivo griego, liparos, significa 'brillando' o 'untado', o 'brillando de
aceite', ya que la estatua de la diosa, que representa el amor, implica a los amantes,
que solían untarse de aceites, así como Afrodita untó de aceite el cadáver de Ado-
nis luego de su muerte.


FRESCA PRIMAVERA (Una pastoral)

1.
Siéntense, todos, bajo las extensivas hojas de este laurel,
beban el agua dulce de esta fuente;
si están ansiosos de aire en el calor de la cosecha,
descansen aquí:
dejen que la brisa del Viento-Oeste les atice con sus
refrescantes golpes. (1)

2.
Forastero, descansa tu dolorido cuerpo debajo de estas
                                                                 [frescas rocas
donde los vientos murmuran a través de jóvenes hojas
                                                                           [verdes. (2)
Bebe el agua fría de la fuente - recibe alivio,
    un breve respiro
para los viajeros en el insoportable calor.

(1) Esta metáfora remite a la descripción que hace de ese viento Homero en la
Ilíada.
(2) Otra alusión a Homero, en los poemas épicos, sachein es el rugido del mar.



EL ADIÓS A UN DELFÍN

Nunca más volveré a encontrar a mi dios en los navegantes
                                                                                    [mares,
mi cuello alzándose y cayendo detrás de las profundidades.
No, no soplaré alrededor del arco de la nave, adentro y
                                                                                    [afuera,
por tersos agujeros de remos, un mascarón encantado
como si viviera, ya que la oscura marea del oleaje
me han echado sobre tierra seca,
y yasgo aquí ahora, atrapado por esta serena playa.


EL CABALLO DE GUERRA

Un recuerdo para mi caballo, duro-en-la-batalla:
Damis la ve ahora
muerta cuando el astil de los dioses de la guerra
atravesó su manchado flanco;
su oscura sangre como una lámina bajo su piel,
verdadero escudo de piel, (1)
salpicando sangre oscura
sobre esta tierra,
goteando a través del suelo que ambos hemos arado.

(1) Hay varias alusiones a Homero en este poema. La que corresponde a este
caso se llama talaurinos y significa 'portando un escudo cubierto de piel'. Aquí
Anyte lo utiliza para describir la piel del caballo, a la vez piel y escudo.






 BIBLIOGRAFIA

Josephine Balmer. Classical Women Poets. Bloodaxe
    Books, 1996.
Diane J. Rayor. Sappho's Lyre. Archaic Lyric and Wo-
   men Poets of Ancient Greece. Univ. of California Press,
   1991.



Peter Jay. The Greek Anthology and other Ancient Epi-
    grams. Penguin, 1981.
Willis Barnstone. Greek Lyric Poetry. Bantam Books,
    1967.



Las ilustraciones provienen de Francois Chamoux: Es-
   cultura de la Antigua Grecia. Ed. Hermes, 1968.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)


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